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En Canadá, una mujer derriba estereotipos como drag king

La canadiense Melodie Rousseau es actriz de día, pero por la noche se convierte en hombre y sube a los escenarios cabareteros de Montreal como drag king.

Para ella y otros transformistas que buscan salir de la sombra de las más conocidas drag queens, esta conversión no es solo una expresión artística; es casi una declaración política.

Rousseau, de 33 años, necesita dos horas y media para ponerse en la piel de su personaje masculino, apodado Rock Biere.

Con una brocha de maquillaje, dibuja en su rostro delgado las cejas y los contornos que definen a su álter ego.

"Se trata de borrar a la mujer para crear este hombre viril", dice con una sonrisa.

Poco a poco, la mandíbula más masculina de Rock Biere emerge. Rousseau se aplasta los senos y crea unos abdominales definidos. Se pega pelo falso en el pecho y la barbilla.

Mientras que las drag queens ya han logrado instalarse en el mundo del espectáculo, los drag kings todavía están fuera del radar.

En la provincia de Quebec se pueden contar con una mano, según el veterano drag king canadiense Charli Deville.

Deville dice que solo cuatro drag kings se presentan regularmente en los bares de Montreal, contra unas 80 drag queens.

Rousseau dirigía un café y trabajaba como actriz en su propia compañía de teatro cuando Rock Biere se volvió parte de su vida el año pasado.

Al principio no estaba interesada, pero su novia la "forzó", dice con una sonrisa.

"Por supuesto, hay un aspecto político en todo esto, que una mujer adopte una personalidad masculina", dice la actriz. "Es un poco peligroso para una mujer atreverse a adoptar el físico del sexo dominante".

Para el sociólogo David Risse, director del Centro de Investigación de Diversidad y Actividades Culturales en Montreal, el acto de ser drag king es una "declaración: es empoderamiento".

Las mujeres involucradas se están "reapropiando de todo un género (...) y lo están haciendo en sus propios términos", agrega.

Rousseau cuenta que trabaja "en una crítica, incluso una parodia, de los hombres".

En un momento, su personaje sube al escenario con la drag queen Crystal Slippers, a quien intenta conquistar de la manera más vulgar, infructuosamente, provocando risas estridentes de la audiencia.

Mundo de reinas

Rousseau admite que tuvo que superar sus propios miedos para ingresar al mundo del performista. Le preocupaba cómo la juzgarían la audiencia y sus seres queridos, y también le inquietaba "ser una chica en el mundo de un hombre".

En los shows de drags, generalmente celebrados en bares gay, son las drag queens -en su mayoría hombres vestidos como mujeres- quienes atraen los focos.

Los drag kings a veces presentan personajes masculinos frágiles o que carecen de autoestima, lo que puede ser molesto para una audiencia principalmente gay, dice Risse.

"Siento que cuando uno juega con el concepto de masculinidad hay un equilibrio delicado, a pesar de que vemos drag queens representando caricaturas de mujeres, de feminidad con abandono", añade.

Dicho esto, las actitudes están cambiando, aunque lentamente, dice Rita Baga, una drag queen que encabeza un espectáculo en el famoso Cabaret Mado del Village, el barrio gay de Montreal.

"Es un entorno cada vez más inclusivo", dice.

Salir de las sombras

Poco a poco, los drag kings se están forjando un espacio más grande en la amplia comunidad LGBT.

La celebración del Orgullo Gay de Montreal, que se extiende hasta el domingo, presenta un show drag king llamado ManSpread en su programa oficial.

"Hasta donde yo sé, es el primer y más grande espectáculo drag king que ha tenido el Orgullo de Montreal", dice Deville.

Rock Biere también participa en ManSpread.

"Se podría decir que interpretar a este hombre súper masculino y machista me da confianza en mi vida diaria como mujer", dice Rousseau, y agrega que incluso la ayuda a abrazar su feminidad.

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