Ex camillero del Gautier logra su cambio de designación: ahora es técnico de salud mental
El Departamento de Psiquiatría del hospital Salvador B. Gautier está de fiesta.Pablo Soto, quien entró como camillero hace 28 años, pero desde hace 20 años realizaba la labor de asistente técnico de terapia, entre otras funciones, recibió el cambio de estatus de parte del Servicio Nacional de Salud (SNS), luego de un reportaje publicado por Listín Diario.
El nombramiento como técnico de Salud Mental entró en efectividad el primero de este mes de agosto, por lo que a partir de ahora dejará de recibir 11 mil pesos de sueldo como camillero para pasar a recibir un sueldo base de 22,050 pesos.
La felicidad de Soto y de todos los que le conocen en el hospital era visible ayer. Con el cambio de designación se cierra un anhelo que arrastraba por años no solo Soto, sino los directivos del departamento y la mayoría de los profesionales de la psiquiatría que se formaron en ese centro de salud.
En el reportaje publicado por Listín Diario semanas atrás, el cual arrancó lágrimas de su protagonista al momento de leerlo, se narraba que los más de 40 años laborando en servicios de psiquiatrías han convertido a Pablo Soto en todo un experto en manejo de pacientes psiquiátricos. Sabe distinguir a distancia el tipo de patología mental que padece el paciente solo con verlo actuar.
Entró en el 1979 como voluntario en el entonces hospital Psiquiátrico Padre Billini, luego en el 1991 como camillero en el área de psiquiatría del hospital Salvador B. Gautier, pero desde hace años realiza la labor de asistente técnico de terapia sin que haya logrado que le cambien su asignación en el sistema, por lo que sigue figurando como camillero.
En el área de Psiquiatría del Gautier, fue aprendiendo todo el manejo de la unidad hasta convertirse en asistente técnico de terapia electroconvulsiva o electrochoque, además es asiste de médicos, controlador de los pacientes cuando hacen crisis violentas y medica pacientes de seguimiento ambulatorio siguiendo las órdenes médicas.
A pesar de que desde el 1999 el hospital ha solicitado en varias ocasiones su designación como asistente técnico de terapias, ésta petición nunca se ha materializado, lo que mantiene a Soto disgustado, pero sin perder la esperanza, por lo que diariamente llega al hospital con los documentos requeridos por si en algún momento aparece alguien que pueda ayudarlo.
Incluso durante la gestión del doctor Cesar Mella al frente del IDSS le hizo su cambio de designación, con toma de posesión y todo, pero no se ha hecho efectivo en materia formal de cambio de estatus, por lo que sigue recibiendo un sueldo de 11 mil pesos como camillero y no el de 24 mil pesos, que recibiría como asistente técnico de terapia.
Su sueño
Cursó seis semestres de medicina, pero por razones económicas tuvo que abandonar la universidad, por lo que su entrada a un centro de salud era una manera de materializar su sueño.
Para el personal de la Unidad de Intervención en Crisis del hospital, Soto no es solo el mejor asistente técnico de terapia electrocompulsiva que tienen, sino que es como el alma del departamento, ya que es quien más lo conoce, asistente de cada uno del personal.
Cuando llegan los residentes de psiquiatría de primer año se le aconseja siempre que duren una semana de inducción con Soto para que puedan aprender todo lo del departamento. “Yo no sé qué tipo de padrino es que hay que buscar para eso, para lograr ese cambio”, dice con resignación. Dice que aunque conoce todo el funcionamiento del hospital, en esa área de psiquiatría se siente como en su casa, porque después de 28 años, esa es su vida, “es igual cuando uno ha vivido toda la vida en un barrio, para que se va a mudar?”.
Ha recibido distintos reconocimientos por su trabajo, por lo que al ver la presencia de periodistas de Listín Diario que visitaron esa unidad, se pone las manos en la cabeza y lamenta no haber llevado esas placas para que le hicieran fotos.
Vive en Pedro Brand y llega al hospital a las 5:00 de la mañana. Si no hay quien haga el café, Soto lo prepara, y si se necesita a alguien para cocinar, ahí está Soto, quien según los médicos cocina un Bacalao ¡como nadie!.