La Vida

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Quinta Dominica: Una puerta abierta a la cultura

Fachada de la Quinta Dominica.

Cclidia Díaz y Gabriela LlanosSanto Domingo, RD

Llegamos a Quinta Dominica al inicio de la tarde. Nos recibe su directora ejecutiva, María Teresa Ruiz de Catrain, dispuesta a celebrar con nosotras su aniversario, 15 fructíferos años, con la misma alegría y hospitalidad con la que acoge a todos aquellos que se acercan a diario con inquietudes culturales: “Llevamos un año celebrando con nuestros visitantes,

Quinta no hace listas, abre sus puertas y no se las cierra a nadie”. En el interior de la casa nos atrapa el colorido de la exposición de dibujos “Hombre y Fauna” del artista Antonio Guadalupe, así como la entrada a los salones permanentes, donde se exhiben obras de arte que cuentan y guardan recuerdos del pasado histórico de la América Colonial. María Teresa nos conduce al jardín y, al pasar por el pozo medianero, nos explica el origen del nombre de este mágico espacio cultural destacando que está situado en “terreno dominico”, en un lugar histórico sacro monumental.

“Se llama Quinta, porque es una casa con patio grande, y Dominica porque nuestro vecino, el Convento Dominico, protagonista de la enseñanza desde hace más cuatro siglos es una mano amiga del cual con mucho respeto tomamos el nombre”. Agrega, “Quinta Dominica lleva veinticinco años en su vida: diez de estudios arqueológicos, arquitectónicos e históricos, y quince con su puerta abierta al público”.

Vecinos y aliados Seguimos conversando, rodeadas por una frondosa vegetación tropical, desde donde se advierte a la izquierda la Plaza de Aula Abierta en honor a los educadores Eugenio María de Hostos y su alumna Salome Ureña. Desde allí se divisan las puertas del Monasterio Dominico que conserva la huella de la primera universidad del Nuevo Mundo y sus primeros profesores: “La plaza es un espacio abierto que apadrinamos, en donde encuentras estudiantes de música practicando, monjes en convivencia, reuniones de la junta de vecinos, niños acampando y novias en plena sesión de fotos”.

Además de la exuberante vegetación que sirve de marco al jardín central (el corazón de las dos casas de Quinta Dominica), vibra en él, el recuerdo de una casa vecina, La Biblioteca Municipal, en donde estudió Pedro Henríquez Ureña, “un jardín en el que se imparten clases, se dictan conferencias, se ponen libros en circulación, se celebran tertulias y concursos”. A lo lejos se escucha un bullicio de juego infantil y María Teresa nos aclara que “al lado derecho tenemos una escuela que es el mejor aliado que puede tener en un vecindario”.

Enseñanza en movimiento Según lo expone su directora cultural, Quinta Dominica ha aportado dos importantes eventos en el plano histórico y educativo esencialmente dirigido al público infantil: los concursos sobre las figuras de Cristóbal Colón y de Anacaona, dos interesantes aventuras para los niños, este último abarcó la geografía nacional, con sus escuelas estatales y escuelas privadas. “A los niños hay que darles un empujoncito y te sorprenden con toda su creatividad”.

María Teresa recuerda que la primera acción cultural que realizó Quinta Dominica fue precisamente contar su historia mediante su exposición permanente, y luego establecer el salón monárquico, “donde están representadas las monarquías españolas e inglesas que tuvieron que ver con nosotros, así como representaciones del arte del americano”. Cuando le preguntamos cuál ha sido el evento más gratificante de estos quince años, María Teresa no tiene que detenerse a pensarlo: la Exposición Plantas Bíblicas en La Hispaniola de la mano de Raúl Recio, “un conjunto de grabados de las plantas de aquí, si son autóctonas, cómo llegaron, en qué embarcaciones. Clasificamos todas las plantas que se reflejan en la Biblia, hasta las hierbas de la Última Cena”. Para este evento contaron con la presencia del embajador de Israel, de un sacerdote botánico y un rabino: “Considero que ha sido la experiencia más simbólica de la Quinta porque fue un proyecto universal”.

María Teresa afirma que el futuro del espacio cultural que dirige está íntimamente relacionado con el de la Ciudad Colonial de Santo Domingo: “Si se mantiene como una ciudad viva, y no sólo como una zona de monumentos y bares, el futuro de la instituciones culturales está asegurado”, nos explica, dejando en evidencia su amor por estas históricas calles, pues “quien entiende y conoce las calles de la Ciudad Colonial entiende la historia dominicana”. La historiadora mira al futuro con esperanza, confiando en las muchas alianzas de Quinta Dominica con instituciones hermanas, “buscamos la manera de colaborar con la cultura, siempre estamos en la rueda de la enseñanza”.

Gabriela Llanos @gllanosg gabriela.llanos@gmail.com Clidia Díaz clidiadiaz@yahoo.com @clidiadiaz

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