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PATRIMONIO

Trozos del Muro Atlántico están en Nueva Orleans

Museo Ogden de Arte Sureño, construido en llamativo ladrillo rojo. CARMENCHU BRUSÍLOFF

Museo Ogden de Arte Sureño, construido en llamativo ladrillo rojo. CARMENCHU BRUSÍLOFF

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo, RD

Observar trozos del Muro Atlántico levantado en Europa por Hitler, y visitar una antigua estación de bomberos, son parte de mis experiencias mientras con mi hijo Alexis turisteo por Nueva Orleans.

Tras el brevísimo entrar y salir al Museo Nacional de la II Guerra Mundial, el entorno nos regala otros muchos interesantes puntos. Entre ellos el más antiguo museo de Louisiana: el Civil War Museum que funciona en el Confederate Memorial Hall y el Ogden Museum of Southern Art, ambos en llamativo ladrillo rojo.

Lo que, empero, atrapa mi atención es descubrir en una acera un trozo del infame Muro Atlántico, llamada también Muralla del Atlántico, levantado por Hitler para proteger del asalto aliado la costa occidental europea dominada por los nazis. A la larga, no le dio resultado. (El muro es parte del patrimonio del Museo de la II Segunda Mundial). Casi al lado se levanta una garita sin placa que la identifique. Intuyo que pertenece al grupo de la muralla atlántica. Alexis entra en ella para retratarse. Yo me siento en el hueco de su entrada.

Para almorzar decidimos montar en el hop-on-hop-off hasta el Garden District, urbanización de Nueva Orleans famosa por sus elegantes mansiones y los robles que allí crecen. Nos apeamos en la calle Magazine, deambulamos por el sector hasta localizar un local de apetecible comida saludable: Shark Poke’s. A la empleada tras el mostrador indico todo lo que quiero en un plato: tomaticos, maíz, mango, salmón en salsa picante, camarones y arroz negro, al que llaman forbidden rice (arroz prohibido). No entiendo por qué tal denominación. Dicen que este es un grano antiguo que beneficia la salud más que otras variedades.

Luego de reponer energías recuperamos nuestro ritmo de andar. Curioseamos en la tienda H. Rault establecida en 1845, la segunda más antigua cerrajería de Estados Unidos. Parece una tienda de antigüedades, con viejísimas llaves expuestas en una vitrina, entre muchos otros objetos del ayer. Venden también monedas, incluso de oro.

Por este arbolado vecindario de calles cuyos nombres puedo leer en el pavimento, miro una que otra residencia histórica, como una de balcones de hierro forjado en la calle Washington esquina Chestnut. Proseguimos ya ni sé por qué vía hasta notar al frente un edificio que aloja un vehículo color rojo de épocas pasadas. Cruzamos. Descubrimos que es parte de una estación de bomberos construida en 1851 pero reconstruida y modernizada en 1949. El bombero de servicio nos advierte que para visitarla es solo por citas. Aún así, le pido permitirme echar un vistazo a tanta memorabilia. Accede, pero se aleja de inmediato para regresar con un casco de bombero que coloca sobre mi cabeza. Y con una sonrisa comenta: “Me han alegrado el día”. A nosotros, con su trato, él por igual.

Trozos del Muro Atlántico se exhiben al aire libre. C.B.

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