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FOLCLOREANDO

Una mirada a París en dos horas

Maritza de la Mota fue la mejor guía para conocer este pedacito de tierra. Gracias a su prima Rosa Francia que la contactó, ya que no la conocía personalmente, pero mientras nos escribíamos por Wasap sentí que se parecía a mí, pero más activa, cuánta energía, jovial, natural, sin mucho “aleluya”, divertida y franca. Me recordó a doña Edna Garrido de Boggs, que como nunca se enfermó, nunca le dolió la cabeza, delante de Maritza jamás mencionar me duelen las coyunturas. Cuando quise tomarme una foto en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, detrás, en perspectiva, lo mejor era subirme en un pilotillo, pero ¿quién me cargaría? Y de pronto me dijo súbete y se me olvidó el dolorcito que tenía en mis rodillas, porque como tenía al lado a una mujer positiva y como yo lo soy también, le hice caso. En pocas horas, ya estábamos hablando de nuestra salud, de cómo debemos enfrentar lo que nos sucede, porque la alimentación es lo importante, qué debemos comer y no “qué no debemos comer”. Es positivismo.

Poco tiempo, gran experiencia En dos horas me paseó por lo más importante de la capital parisina. Subimos a Montmartre, una lomita donde está enclavado el barrio de los pintores, la Plaza du Tertre, el espacio más bohemio de aquí. Desde allí se divisa la ciudad, es precioso, puro turismo, escaleras por doquier. Encontramos antiguos cabarets, músicos interpretando canciones íconos de Charles Aznavour, y yo con ganas de quedarme. Me encantó Le Moulin de la Galette, donde funciona un restaurante. La Maison Rose, otro pintoresco restaurante donde vivió el pintor francés Mauricio Utrillo. El cabaret Le Lapin Agile, que desde el siglo XIX se convirtió en punto de encuentro de escritores, músicos, poetas, pintores y escultores y que hoy sigue funcionando. Los viñedos es otro lugar que no debemos perdernos, además de la viña silvestre que engalana algunas paredes de las tabernas. La vista hermosísima desde Montmartre, de la cúpula dorada del Palacio Nacional de los Inválidos, donde está sepultado Napoleón y de la Tour Montparnasse.

Habrá segunda parte Por ser un lugar con tanto qué ofrecer y, que como ustedes me conocen, al que le saqué sobrado provecho, les cuento que esas dos horas fueron tan enriquecedoras que hasta una segunda parte escribiré para poder contarles con lujo de detalles todo lo que viví en ese corto tiempo. Esto me confirmó una vez más que no es la cantidad, es la calidad del tiempo lo que cuenta. Les sigo contando...

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