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REPORTAJE

Y tú, ¿cuándo vas a tener hijos?

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María Alejandra GuzmánSanto Domingo

La pregunta del millón de dólares. Mi primer beso fue a los 19 años orquestado entre tres amigas porque era de dominio público que aún no me había “estrenado” en el mundo del romance y ya cansada de los comentarios negativos, me lancé y cumplí.

Primer novio, 20 años. Me pareció un buen prospecto para callar las opiniones detrás de mi espalda que iban desde ser llamada la lenta del grupo hasta cuestionar mi orientación sexual.

Tres meses más tarde, fue suficiente para entender que ya había cumplido con la sociedad. Boyfriend checked.

¿A dónde voy con esto? ¿Hasta dónde llegan nuestras opiniones imprudentes y el efecto que pueden tener en otros? En ocasiones estos comentarios son realizados con buenas intenciones o simplemente por “hacer conversación”, pero, ¿se percatan estas personas sobre la manera en que incentivan a las mujeres a que tomen decisiones apresuradas solo para cumplir con los tiempos impuestos por la sociedad? Sí, lo se, lo correcto es que se pase por alto las críticas y opiniones, pero lo cierto es que a muchas les invade la frustración y recurren desesperadas (como yo lo hice) a hacer el check de la lista de vida como si fuera una compra en el supermercado.

La más famosa inquietud...

Nuevamente me encuentro en una edad donde vuelve la presión social, ahora enfocada en cuándo tendré mi primer hijo. A diferencia del pasado, hoy día me acompaña la madurez suficiente para no dejarla calar en mí de manera negativa.

"¿Es que no quieres tener hijos?", me preguntan a menudo, en especial desconocidas por redes sociales. A lo que yo me cuestiono internamente, ¿Quién te dijo que yo no quiero formar una familia? ¿Quién dijo que no quiero tener un legado como muestra del amor que mi pareja y yo nos tenemos? Mi respuesta siempre: TODO a su tiempo.

Nuestra sociedad nos lleva en carretilla por la vida. Tener hijos a cierta edad parece ser mandatorio y cuando los años avanzan se asume que hay más posibilidades de quedarse sola y sin procrear. Esto, por lo general, es visto como una forma de no haberse realizado como mujer.

Ser madre, por lo que he visto entre mis amigas y familiares, es lo más bello y sacrificado que se puede experimentar.

Sin embargo, llega en SU momento, ese momento que te corresponde y Dios tiene para ti. Ese momento en que yo como mujer individual podré darle todo lo que ese hijo necesita y vendrá a suplirme del amor maternal que está destinado para mí.

No quiero solo hijos, quiero una FAMILIA que sea buscada con planificación, deseos y mucho amor.

Nada garantiza el éxito o la felicidad, debemos detenernos y escuchar nuestra voz interna, examinar nuestra autoestima y el porqué la aprobación de los demás es tan importante.

Ser madre no es una que debemos de ejecutar por sentir emociones de agobio o presión; es una bendición que Dios nos da, y en el momento que llegue será recibida y disfrutada con agradecimiento, consciencia y amor.

Concentrémonos en disfrutar el presente y mejorarnos como seres humanos, para cuando llegue tu momento seas la mejor versión posible.

Descuida, lo que Dios tiene planeado para ti, será tuyo.

Deja de querer cumplir o impresionar a otros. Deja de medir tus tiempos en relojes ajenos.

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