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TESTIMONIO

Una madre compartida entre el cielo y la tierra

En el marco se encuentra una foto de Luna durante sus primeros días de vida, a su lado Logan, un bebé arcoíris.

En el marco se encuentra una foto de Luna durante sus primeros días de vida, a su lado Logan, un bebé arcoíris.

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Estefany Rodríguez VierSanto Domingo

Yanhna Puello se convirtió en madre por primera vez en 2015 gracias a Luna Esmeralda. La pequeña nació a sus 28 semanas (6 meses) con 1.14 libras debido a una preeclampsia severa y el síndrome de HELLP. Con solo 20 días de vida, la primogénita de Puello cambió por completo el panorama de su familia, especialmente el de sus progenitores.

Aquel siete de diciembre de 2015 fue el inicio de una “película de terror” para Puello. Pasar por un proceso que casi termina con su vida y ver a su pequeña luchar en cuidados intensivos no era lo que había esperado de la maternidad.

No sabía lo que era la preeclampsia, tampoco había escuchado que los bebés morían. Hasta el momento en que lo vivió en carne propia. Uno de los pulmones de Luna nunca se expandió, lo que provocó un deterioro visible y posteriormente una hemorragia, el 27 de diciembre 2015.

A la joven madre, más allá de la recuperación física, salir del abismo de la depresión le tomo varios meses. Comenta con tristeza en el rostro que duró un año completo llorando desde la muerte de la criatura. El proceso del duelo lo describe como una montaña rusa y un círculo vicioso que recorre varios sentimientos como rabia, culpa, desesperación, odio, desolación y resignación.

“Yo cuestioné a Dios, no entendía por qué a mí. Hice un repaso de mi vida para ver qué era lo tan malo que había hecho para merecer esoÖ Pero luego pude entender el amor tan grande que tuvo Dios, que dejó que su hijo muriera por nosotros”.

Según Lorraine Isa, M.A., psicóloga y terapeuta familiar y de pareja, tras una pérdida se comienza a sentir una desmotivación generalizada, la vida pierde sentido, se pierde el disfrute de lo que antes era agradable hacer. Efectivamente, Puello narra que aquel proceso fue parte de su vida.

Celebrar por dos años el Día de las Madres, sin bebé en brazos e invalidación como madre de una sociedad que pretendía silenciar el dolor de una pérdida la marcó, hasta sacar lo ‘peor’ de ella. “El duelo sacó lo más oscuro que yo tenía, que ni siquiera sabía que tenía, al punto de ponerme violenta. Yo sufrí ataques de cólera”.

Resiliencia Pasado los meses, Puello se planteó como uno de sus propósitos canalizar todo el amor y transmitirlo de una manera u otra. “El dolor te cambia, pero el amor te transforma”, resalta.

Hoy día, Puello con tranquilidad confiesa estar en paz y comparte la historia con amor. “Ella no merece que la recuerde con tristeza, porque a pesar del dolor fue de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida, yo no quiero recordarla con dolor, sino con amor, yo quiero trasmitir amor con su historia”.

Varios meses después de la pérdida, su esposo, quien siempre estuvo a su lado brindándole apoyo, la animó a crear un blog en el que pudiera compartir recomendaciones sobre el pelo rizo, proceso que estaba experimentando en esos momentos. De ahí crea Luna Rizada, proyecto por el cual es conocida en las redes sociales.

Después de la tormenta llega la calma y sale un

Arcoíris A un año y medio, sin estar buscándolo Yanhna queda embarazada. “Emocionalmente fue muy duro, fue un shock. Me enteré a los dos mesesÖEmpecé un proceso de ansiedad muy fuerte, yo no estaba preparada para comenzar a buscar, nosotros (su esposo y ella) nos planificamos recomenzar a partir de los dos años y medio”.

El miedo de que todo se volviera a repetir era lo que dominaba sus sentimientos. “Algo que se acarrea mucho con las pérdidas es que muchas madres se sienten culpables, piensan que el cuerpo falla. Cuando cumplí las 28 semanas mi subconsciente era tan fuerte, que yo tuve contracciones prematuras, todo estaba bien hasta que llegó la fecha”.

Los episodios de comparaciones, indica, eran muy frecuentes durante el embarazo hasta transcurridos los seis meses, fecha en la que tuvo la pérdida. A partir de este momento las experiencias fueron nuevas.

Logan Agael nació el 21 de marzo 2018, pesando 7.5 libras mediante una cesárea. Señala que al principio le era imposible creer que realmente había logrado tener un niño sano y salvo, debido a que pensó que no lo iba a poder lograr.

Agradece el hecho de que el sexo del bebé fue opuesto a su hija anterior, para evitar seguir realizando comparaciones.

Depresión postparto No sentir apego inmediato, conexión o ese amor fraternal que dice fueron síntomas de la depresión postparto que presentaría más adelante y que aún hoy día sigue tratando.

Ya a un año de tener a Logan Agael, la madre comparte que el niño es su motor, es quien la impulsa a hacer todo lo que se propone y a dar lo mejor en cada cosa que haga. “Ese granito de sal para sanar una herida”.

De su lado, resalta que Luna estuvo aquí, es su hija y siempre lo será. “Cada hijo es diferente y cada hijo es insustituible”.

“El dolor siempre va a estar ahí, pero tú te puedes hacer amigo de él, agarrarlo y metértelo en un bolsillo y andar por la vida con el dolor. La pérdida no es culpa de Dios, no es culpa de nosotros, no es culpa de nadie”.

¿Sabe usted qué es un bebé estrella y un bebé arcoíris? El término bebé estrella denomina aquella criatura que nace y muere. Esto significa que el bebé no llegó a término pero que, al igual que las estrellas, sigue brillando en el cielo. De su lado, el bebé arcoíris nace después de la pérdida. Este llega a iluminar las vidas de sus allegados, como el arcoíris después de la tormenta.

Mayo es un mes especial El primer domingo de mayo es Día Internacional de las Madres en Duelo.

El 22 de mayo es el Día Mundial de la Preeclampsia. Este mal se define como la presencia de hipertensión inducida por el embarazo con tensión arterial diastólica.

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