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DESTINO

Colina del Quirinale: Jardines, palacio presidencial y plaza

A la izquierda puede verse uno de los Dioscuros. A la derecha, entrada al Palazzo del Quirinale. CARMEN RAMOS B.

Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

Un jardín de la Vía Quirinale, en Roma, por el cual pasea una joven pareja con su bebé en coche y el trinar de las aves inunda el entorno, un conjunto escultórico de dos hombres con envolventes capas y alargados sombreros atrapa la atención. Junto a mi hija Carmen, rodeo el monumento a la búsqueda de su placa identificativa: ‘Nei secoli fedele 1814-2014’ (Fieles a través de los siglos). Es el lema de los ‘Carabinieri’, el Arma de Carabineros, un cuerpo de seguridad de Italia. Conmemora el bicentenario de su fundación. Al salir de este entorno nos sorprende un templo de estrecha fachada: Sant’ Andrea al Quirinale. Construido por Bernini a fines del siglo XVII, estuvo destinado a los novicios de la Compañía de Jesús.

Pese a la alta temperatura estival, sombra y brisa nos acompañan. Los ojos se dirigen curiosos a todas las direcciones hasta tropezar con un inmenso, pero sencillo edificio de estilo renacentista. Al mirarlo me da la impresión de alargarse y alargarse. Cruzo al otro lado de la calzada para acercarme a dos uniformados que, delante de la fachada lateral, conversan informalmente. ‘¿Qué edificio es éste?’, pregunto. ‘Palacio del Quirinale, (residencia) del Presidente’. Con razón hay estacionados cerca autos de policía y una caseta con cámaras de vigilancia. Cuando intento proseguir ruta se adelanta el militar que habló conmigo, detiene el tráfico y me acompaña hasta donde espera Carmen. Agradezco su cortesía. En esta zona de la colina del Quirinale, al menos en junio 2018, no encuentro bar alguno, ni café, ni restaurante, ni comercio. ¿Habré visto mal o estarán prohibidos para seguridad del Presidente?

Plaza del Quirinale Proseguimos la andadura junto a otro jardín. En éste, empero, languidece mortecina la hierba. A corta distancia asoma un obelisco. Estamos ante la amplia Plaza del Quirinale con las magníficas estatuas de los Dioscuros (hijos gemelos del dios griego Zeus) y sus caballos (Estuvieron antes en las termas de Constantino). Hacia esta plaza, desde la cual se contempla a lo lejos la basílica de San Pedro y parte de la ciudad, abre sus puertas la entrada principal del palacio, edificio que durante aproximadamente tres siglos fue residencia estival de los papas. Previa reservación pueden visitarse varias de sus estancias.