ASIA

Ciudades filipinas se hunden inexorablemente

Cuando Mary Anne San Jose se mudó a Sitio Pariahan, hace más de 20 años, iba a la iglesia a pie. Pero hoy tendría que nadar para llegar al templo, cuyas paredes están llenas de moluscos.

La causa principal no es el aumento de las aguas debido al cambio climático que amenaza a millones de personas en Filipinas y en todo el mundo, sino el hundimiento gradual en las entrañas de la tierra de esta localidad del norte del archipiélago filipino.

Como en otras localidades de la región, las ciudades se inundan del agua salobre de la bahía de Manila, provocando el desplazamiento de miles de personas.

Para los expertos es una lenta catástrofe provocada fundamentalmente por el bombeo abusivo de las capas freáticas para surtir de agua a viviendas, fábricas y granjas en plena explosión económica y demográfica.

La magnitud de la desastre es mucho mayor que el que representa el aumento del nivel de los océanos, debido a los riesgos que corren gran parte de los 13 millones de habitantes de Manila. La amenaza que supone la crecida de las aguas para la población y sus bienes se agrava con las mareas altas y las inundaciones provocadas por la veintena de tormentas tropicales y tifones que sufre el archipiélago cada año.

"Antes esto era muy lindo. Los niños jugaban en la calle", cuenta San José a la AFP. "Ahora siempre necesitamos un barco".

Huir, ¿la única salvación?

En Sitio Pariahan apenas quedan unas cuantas familias, una escuela elemental, una cancha de básquet y lo que otrora fue una capilla, ahora inundada.

Sus casas están instaladas sobre pilotes de bambú o montones de tierra que resisten. Las regiones situadas al norte de Manila, como las provincias de Pampanga y Bulacan, donde se encuentra Sitio Pariahan, se hunden entre 4 y 6 centímetros al año desde 2003, según observaciones satelitales.

Es decir, en 16 años supondría una pérdida de un metro, según Narod Eco, uno de los científicos que estudian el fenómeno.

Sirva de comparación que la ONU calcula que el nivel medio del mar en el mundo aumenta unos tres militros al año.

El fenómeno del hundimiento probablemente sea permanente, pues el suelo de las zonas más afectadas suele ser arcilloso, y la arcilla se contrae cuando se extrae agua de las capas freáticas. "Es un desastre ya en marcha, inexorable", lamenta Narod Eco.

En algunas zonas, las autoridades, temiendo lo peor, elevaron las carreteras. Lo que dio lugar a extrañas escenas en las que las vías de circulación están al nivel de los pomos de las puertas de las viviendas circundantes.

En las últimas décadas, al menos 5.000 personas se fueron de estas regiones fundamentalmente rurales del norte de Manila para escapar de las aguas que cubrían el interior de las tierras, explican a la AFP responsables de los servicios de gestión de catástrofes. Numeroso barrios limítrofes de la bahía de Manila también están amenazados.

El problema del bombeo de las capas subterráneas de esta región es muy conocido. Desde 2004 hay una moratoria para la perforación de nuevos pozos en la región de la gran Manila. Pero hacer que se respete esta prohibición y cerrar los pozos ilegales es todo un reto, debido a la falta de medios humanos.

"No tenemos suficientes recursos humanos", explica a la AFP Sevillo David, director del Consejo Nacional de Recursos Hidráulicos. "Para nosotros es un gran desafío y creo que hacemos lo mejor que podemos".

La cabeza toca el techo

La demanda de agua se disparó en Manila desde 1985 debido a que la población casi se duplicó. Al mismo tiempo, el PIB nacional se multiplicó por diez, un crecimiento explosivo que provocó una necesidad de agua extrema, sobre todo en las industrias agrícolas y manufactureras del norte de la capital.

"El hundimiento [del suelo] representa una grave amenaza para la gente, su medio de vida y su cultura", advierte Joseph Estadilla, portavoz de una alianza que intenta proteger las localidades costeras de la bahía de Manila. "En el futuro cercano la situación no hará más que empeorar".

Manila no está sola. Muchas otras ciudades están amenazadas por el hundimiento del suelo, sobre todo en Asia. La tierra se traga cada año 25 centímetros de Yakarta.

Según los expertos, Bangkok, Houston y Shanghái se arriesgan a verse inundadas en unas decenas de años como consecuencia de una mala anticipación de los riesgos, de las violentas tormentas y de las mareas altas, que se suman a la explotación de las aguas subterráneas. Los irreductibles de Sitio Pariahan hacen lo que sea por quedarse. "Cada año elevamos el suelo", dice San José. "Ahora casi toco el techo con la cabeza".