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JUNTOS 2019

El pino de 300 años y los Jardines Hama-rikyu

La longevidad tiene un significado muy especial para los japoneses. La humana, la de la naturaleza. Muestra de ello son los cientos de personas que cada día se acercan a los jardines Hama-rikyu, al este de Tokio, para rendir respeto al pino de 300 años que desafía el tiempo a orillas de un sendero.

Ancho y de espeso follaje, fue plantado en 1709 para conmemorar la gran renovación hecha al jardín por el sexto shogun Ienobu.

“Las anchas ramas se extienden bajas, y aun así mantiene una vista imponentemente orgullosa”, resalta la Asociación de Parques de Tokio, una fundación de interés público que se encarga de la administración del jardín.

En la placa informativa se lee que es una de las especies de Pinus nigra más grandes de Japón.

Claro que, como todo ser vivo tan longevo (son 310 años en total), hay que ayudarlo a mantenerse en pie. Para ello, grandes troncos sostienen sus pesadas ramas, un método de ingeniería que solo se ve por los costados o escudriñando curiosamente entre las ramas, porque el verde espesor delantero del pino la tapa.

Los visitantes japoneses que se paran frente al pino lo hacen con respeto, como si homenajearan a través del árbol a todos sus ancestros.

El conjunto visual es también algo simbólico.

Visto desde abajo, el pino recuerda el sistema tipo palafitos (pero de concreto y hormigón) que sostiene gran parte de la infraestructura de la ciudad de Tokio más cercana al puerto y a la bahía del mismo nombre.

DE LOS JARDINES

Inaugurado el primero de abril de 1946, el parque fue originalmente el jardín familiar del shogun Tokugawa y se utilizó como fuerte para defender el castillo Edo. El shogun era un título histórico otorgado por el emperador que hasta 1868 designaba al general gobernador de facto de Japón.

El jardín fue también lugar de cetrería, casa de recreo y más tarde villa de la familia imperial. Esta última lo donó a la ciudad de Tokio el 3 de noviembre de 1945.

Además de los jardines temáticos y los salones de té y de descanso que usaban los shogunes, el parque de 250,215 metros cuadrados cuenta con varias curiosidades.

El estanque principal, por ejemplo, está diseñado para que entre el agua del mar cuando sube la marea y provoque un cambio en su apariencia por medio de flujo y reflujo. Único estanque de agua marina del período Edo (1603-1868), las compuertas se abren y se cierran de acuerdo al aumento o disminución del nivel del agua en la bahía de Tokio.

En algunos lugares no se permite tomar fotos. “Esto es para la protección de las construcciones y los paisajes y su cooperación es grandemente apreciada”, señala la guía turística del jardín.