Tubi y anchoíta da lo mismo

Si no anduviera en guagua y en el Metro casi a diario no me daría cuenta de lo importante que es para algunas mujeres su pelo.

En estos últimos días me ha llamado mucho la atención la moda de hace años del tubi y de las anchoítas de las chicas que van camino a su trabajo.

A ellas no les importa que la vean con el cabello recogido de esa manera, lo que les interesa es llegar directamente al baño de la empresa o institución para acicalarse.

Pienso también que existen algunos motivos, entre ellos: no le da tiempo hacerlo en su casa, que la brisa se lo descompone o que no tienen un espejo en su casa.

Lo chulo es cuando viajan fuera del país. Abordan el avión en tubi o anchoítas y cuando casi aterriza se desenvuelven el cabello. Y todavía no me explico a quién es que le quieren lucir, ¡ayúdenme!

Y lo más bonito es que la “salonera” luego de haberla arreglado se lo desbarata para hacerle su tubi con pinchos, luego se lo retira y le coloca una redecilla.

Si tiene un corte “chargui” le hacen unas anchoítas y solo se la quita esa noche si tiene algún plan fiestero.

He visto “con mis propios ojos” a estudiantes que llegan a las clases con ese estilo y nadie dice ni “ji”. Pero hay otra forma de recogerse el pelo y es dándole la vuelta y colocar un palito japonés como sostén para que no se le desborone.

Qué raro que no se le ha buscado un día de celebración, además de un nombre, porque ninguno de los dos se cataloga como un peinado, como las trenzas o clinejas, bucles, colita con gomita, un mojaíto, etc.

A partir de hoy contaré las chicas que llevan esta creatividad en la calle, antes y después de salir del trabajo.