Basket People
El arte invita al diálogo en el Malecón de La Habana
Nunca antes se habían visto canastas de baloncesto en el Malecón de La Habana, y menos colgadas de un muro clasificado como Patrimonio Histórico. Son cuatro y llevan adheridas figuras humanas a tamaño real que encajan los constantes pelotazos de niños y turistas.
"Nos exponemos a ser golpeados por la ciudadanía sin ningún problema", explican a Efe los representados en las cartulinas, que no son otros que los creadores de la instalación artística, Martín y Sicilia (Tenerife, España, 1974 y 1971).
Su obra "Basket People" busca comunicar "la autoexplotación a la que estamos sometidos casi todos los sujetos occidentales". Pero, sobre todo, es un buen ejemplo de la naturaleza interactiva de "Detrás del muro", la muestra estrella de la XIII Bienal de La Habana (12 de abril al 11 de mayo) que transforma durante un mes el muro más emblemático de la capital de Cuba.
Un muro que, a diferencia de otros, no sirve para separar sino para unir. Prueba de ello es su sobrenombre "el sofá más largo de La Habana", donde se puede sentarse a charlar, tocar instrumentos, beber cerveza o ron y ahora también interactuar con las creaciones de una treintena de artistas cubanos y casi 40 de otros países.
"'Detrás del Muro' es un proyecto de pasión, de amor, y me interesa mucho dialogar entre el mar, la ciudad y el público. Es un trinomio interesante, sobre todo en esta parte donde vive gente más humilde que no puede ir al teatro, al museo, a la galería", declara a Efe Juan Delgado, curador de la tercera edición de esta muestra concebida en la XI Bienal de 2012.
Entre los artistas cubanos que exponen en el Malecón destacan varios titulares del Premio Nacional de Artes Plásticas, como Roberto Fabelo (Camagüey, 1950), Pedro de Oraá (La Habana, 1931) y Arlés del Río (La Habana, 1975), autor este último de "Transfusión", una de las instalaciones que más visitantes atrae.
Se trata de un entramado de mangueras de colores que llevan a la calle el agua de la bahía para el disfrute de los niños de la zona, convirtiéndose estos en parte esencial de una obra que entabla un lúdico diálogo entre el ser humano y el mar al tiempo que el calor gana intensidad en la primavera cubana.
Por su parte, Rachel Valdés (La Habana, 1990) presenta "Inmersión", que aporta una experiencia sensorial distinta al variar el filtro de color y establecer una superposición de planos y distorsiones de la realidad mediante reflejos, según su propia definición. La pieza quedará emplazada de forma permanente en el Castillo de la Real Fuerza, en el extremo oriental del Malecón.
De entre los creadores extranjeros de 14 países destaca la nutrida presencia española, con obras diversas desde el libro de 3 metros de alto con el que Alfredo Bikondoa (San Sebastián, 1942) expresa el poder de la palabra hasta la espectacular estructura de vidrios de colores de David Magán (Madrid, 1979) o los guardianes de Javier Mascaró (París, 1965) que custodian el muro.
Tampoco faltan los grafitis de Suso 33 (Madrid, 1973). "Las personas son las que hacen las ciudades, y yo quiero hacer a las personas más grandes que las ciudades", explica el artista, que ha cubierto con trazos negros de siluetas humanas un edificio frente al emblemático parque Maceo del barrio de Centro Habana.
Del resto de propuestas internacionales destacan, entre otras, la instalación lumínica "Mariposa Dorada" de la peruanoestadounidense Grimanesa Amorós (Lima, 1962) y piezas como "Estar sin Ver", de Marcos Lutyens (Londres, 1964), así como la proyección de la película "Otto", del artista conceptual Laurent Grasso (Mulhouse, Francia, 1972).
La abundancia, diversidad y capacidad de interacción de las obras en la XIII Bienal de La Habana 2019 en comparación con ediciones anteriores responde, en parte, a los esfuerzos por engalanar la ciudad por el 500 aniversario de su fundación, que tendrá lugar en noviembre de este año.