DESTINO
Bourbon Street una vía donde la noche no duerme
Es un día laborable en esta primavera del 2019. En Bourbon Street, sin embargo, parece una fecha festiva cuando en horas de la noche deambulo con mi hijo Alexis por esta calle del French Quarter, en Nueva Orleans, Louisiana, Estados Unidos. Es que de manera sucesiva van saliendo a nuestro paso tantas sorpresas recreativas que falta tiempo para asimilarlas.
Desde lo alto del balcón de un hotel, una turista lanza una sarta de cuentas a un transeúnte que lo atrapa sonriente, como si todavía estuvieran celebrando el famoso carnaval: el Mardi Gras. Forma parte del divertimento cotidiano en la ciudad donde nació el jazz, y de éste el blues y el rock’n’roll.
A un par de cuadras comparten travestis trajeados de mujer mientras a corta distancia, veo unas fotos en la fachada de un local que me hacen pensar en un show de cabaret. Me equivoqué. Es ‘striptease’ femenino. Al frente, hay de desnudismo masculino. Por la calzada, camina gente con un trago en la mano. (Dentro de los límites del French Quarter es legal andar por la vía pública con bebida alcohólica en un vaso plástico con tapa).
Algarabía musical En este entorno, donde los anuncios en neón iluminan coloridos las aceras, casi todos los negocios de comida y bebida tienen sus puertas abiertas. Al exterior se mezcla la música, que interpretada en vivo proyectan sus altavoces, convirtiéndose en una algarabía que anima hasta al más taciturno viandante, aunque a veces tal estrépito molesta. Echo un vistazo al interior de varios cafés. Unos, abarrotados de parroquianos. Otros, vacíos. Me pregunto por qué tanta diferencia.
Para Alexis tomar un tentempié entramos a la cafetería Willie’s, cuyo primer local abrió en 1938. Tras el breve intermedio proseguimos junto a cervecerías, cabarets, bares y el Musical Legends Park... Mañana conoceremos el resto del French Quarter, nos divertiremos con entretenimientos que bajo la luz del sol se suceden al aire libre y nos detendremos a contemplar edificios con historia. Ya les contaré. Pero en este 26 de marzo, con una temperatura de 17 grados centígrados y abrigada con sweater, chaqueta de lana y pashmina, lo único que me apetece es pasear ¡por Bourbon Street!