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CONDUCTA

Psicología. ¿De qué me hago responsable?

“Los pollitos dicen pío, pío, pío cuando tienen hambre; cuando tienen frío. La mamá le busca el maíz y el trigo...”.

Conozcas o no la canción te darás cuenta de que no solo es una simple letra, es un mensaje: el amor es sinónimo de cuidado. Sin embargo, a veces se confunde con una preocupación constante que incluso puede hacer daño. Te lo explicaré con la vida misma de la gallina.

Al momento de poner sus huevos la gallina se convierte en guardiana. Los calienta, pero también los protege. Ya no da paseos a grandes distancias ni duerme donde solía dormir. Dedica la mayor parte de su tiempo cuidando y protegiendo a sus pollitos en un lugar seguro.

Al parecer se trata de una actividad que detrás simboliza un amor increíble. No obstante, ¿qué pasaría si la gallina empieza a preguntarse cuándo saldrán? Es muy probable que se impaciente. Incluso, podría atribuirse una cuestión que no le corresponde: pensar que podría ayudar a sus criaturas a romper el cascarón.

Proceso Por suerte la naturaleza es sabia y nada de eso pasa. La gallina conoce y acepta cuál es su función. Solo debe acompañar desde la paciencia hasta que cada uno de sus pollitos tenga la fuerza para romper el cascarón.

De ahí que, para evitar preocupaciones innecesarias y resultados negativos, es bueno delimitar aquello que está a nuestro alcance y aquello que no. En otras palabras, se trata de preguntarnos qué depende de nosotros y qué no, ya que dar vida (a sueños, deseos o metas) es un proceso que requiere tiempo, cuidado y paciencia.

Joan Noboa Psicólogo e Investigador - Grupo Profesional Psicológicamente Instagram: @joan.noboa

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