Doliente
La importancia de saber acompañarlo
La muerte siempre ha sido una preocupación para los humanos, pudiésemos incluso describirnos culturalmente como una sociedad tanatofóbica: la muerte es un tabú del que no se habla y se forja socialmente desde la infancia. Se nos hace difícil e incómodo pensar en ella y por eso hoy en día concientizar sobre el duelo es de tanta importancia.
Este tabú va construyendo un estigma alrededor de la pérdida, el cual transmite el mensaje de que las emociones aparejadas al duelo (negación, ira, culpa, tristeza) no están permitidas, parte de nuestro trabajo como acompañantes es legitimar esas emociones como respuestas normales y esperadas, lo que no sería normal es la ausencia de estas. Cada duelo es único, por lo tanto es contraproducente hablar de un tiempo máximo de duelo o de estrictas etapas en este. Nuestro objetivo como acompañantes es proveer un ambiente donde el doliente pueda sentir y vivir cada una de sus emociones, permitiéndole reestructurar su vida sin la presencia física de la persona fallecida, pero reintegrando dentro de uno mismo a ese ser querido. No se trata acerca de olvidar al difunto, sino de aprender a vivir con sus recuerdos. Como dice el especialista Manuel Nevado: “Pasar de la ausencia del significado, al significado de la ausencia”.
Es importante evitar frases clichés y de poco valor tales como: “Todo pasa por algo”, “el tiempo lo cura todo”, “ahora ya pueden descansar los dos”, “se como te sientes”, entre otras. Aunque el duelo es un proceso normal y esperado como parte del ciclo de vida, siempre es recomendable acudir a un profesional en este ámbito que pueda brindarle las mejores herramientas y acompañamiento.