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APRENDER A SUPERAR

Resilencia: el arte de rehacerse

Todos hemos escuchado del ave fénix. Un animal que según la mitología tiene la capacidad de consumirse en el fuego y resurgir de sus cenizas. Además, según la historia sus lágrimas tienen poderes curativos, posee una fuerza sobrenatural y una fuerte resistencia.

Pero esto es solo un mito. ¿Será que los humanos tenemos esta capacidad de surgir de lo profundo de las cenizas? ¿Tendrán las lágrimas alguna fuerza para ayudar a que nos levantemos otra vez?

¿Qué es la resiliencia?

La psicología lo resume todo en una palabra: resiliencia. En su obra “Teoría del apego en edades tempranas”, Jonh Bowlby describe la resiliencia como la capacidad de los seres humanos para superar períodos de dolor emocional y situaciones adversas, saliendo fortalecido de ellas.

Por su parte, Stefan Vanistendael, investigador asociado a la Oficina Internacional Católica de la Infancia (Bice), la define como: la resistencia frente a la destrucción, es decir, la capacidad de proteger la propia integridad al estar bajo presión y, por otra parte, más allá de la resistencia, la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a la situación.

Factores que influyen

A pesar de ser una capacidad que se da en las personas, esto no es algo genético, no se hereda, sino que se aprende y desarrolla según el ambiente donde el individuo se desenvuelva, así lo explica la psicóloga Alexa Dacier, en su blog “Seguimos”.

Dacier destaca varios factores que influyen de manera directa para que una persona pueda aprender a ser resiliente, entre estos se encuentran: ambiente positivo, personas con buena actitud, la forma en que se aceptan las malas circunstancias y el grado de auto conocimiento que tenga la persona sobre sus emociones.

“Existen personas que han conocido la fuerza que poseen solo cuando se han visto al borde de la desesperación de no saber cómo superar algunas situaciones en sus vidas.”

NIÑOS FUERTES, ADULTOS RESILIENTES

Es normal escuchar a las personas adultas decir a las madres de niños pequeños, en especial bebés, que no los acostumbren a tenerlos en brazos, que no los añoñen ni demuestren tanto apego, ya que esto los “malcría”.

Sin embargo, a través del portal web el Centro Área Humana, psicólogos de Madrid, la psiquiatra Rocío Perea, explica que mientras más apego tiene el individuo durante su niñez, es más alto el porcentaje de desarrollar la resiliencia en su vida de adulto, que es la habilidad de resurgir.