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COORDENADAS LITERARIAS

“¡Lee siempre! Porque alguna página te queda”

La frase con la que iniciamos este reportaje, “Siempre lee, porque alguna página te queda”, le pertenece a la tía abuela de Nancy Ortiz, una de las nueve integrantes del club “Lectoras”, creado por Roselyn de los Santos en el año 2009. Un mantra que le viene como anillo al dedo a este grupo de amantes de la lectura, quienes coinciden a la hora de otorgarle un merecido reconocimiento a sus familias, profesores y colegios, por haberles fomentado el hábito desde la niñez y adolescencia.

“La idea de juntarnos para compartir buena literatura se origina de manera muy casual, en el cumpleaños de una sobrina de cariño del grupo”, nos cuenta Roselyn de los Santos antes de dar inicio a la tertulia en la que funge de anfitriona, “y se fueron sumando Jeanette Slagt, Lidia Margarita De Jesús y Mayra Muñoz”. Luego llegó la necesidad de darle forma a la tertulia y establecer ciertas normas: buenos autores, literatura clásica y contemporánea, reuniones mensuales, rotación de la casas, inicio de encuentros de familia... En ese momento se integró la periodista Mónica Gutiérrez Fiallo hasta cerrar el círculo.

“Ingrid Grullón fue nuestra primera profesora, nos orientó en la selección de los libros e introdujo a los escritores judíos: Appelfeld, Primo Levy...”, recuerda Roselyn, quien para aquella época había terminado un curso de literatura contemporánea con ella. Luego invitaron a la escritora Ángela Hernández para comentar su libro “Leona O, La Fiera de la Vida”, y al Dr. Rafael Pichardo, cardiólogo, catador de vinos, quien les impartió una charla sobre su libro de nutrición, y en ocasiones puntuales, “vamos juntas a celebrar alguna fecha significativa como el Día de las Madres o el Día de la Amistad”.

“Somos bastante democráticas en la elección de los libros’, nos cuentan Emely Sanlley e Inés Aguiar de Lemos, ampliándonos la dinámica del grupo: a principio de año hacen un listado de los libros, cada miembro elige tres de su preferencia y luego se reúnen para evaluarlos. De esta terna solo queda uno por persona que “se coloca en una fundita y después lo sorteamos. El primer título que sale inicia la primera tertulia del año y así, sucesivamente, se continúa en el orden establecido”. El grupo literario “Lecturas” no tiene una coordinadora, “todas coordinamos, además nos apoyamos leyendo el libro que cada una elige. Hacemos un ejercicio de disciplina” apuntan Marcia Marión Landais y Ligia Margarita de Jesús, la escritora aficionada del grupo. “La dinámica es simple: el día de la tertulia la anfitriona lee la biografía del autor, analizamos los libros en cuanto al género literario, los personajes y la trama. Luego cada una comenta su experiencia con la lectura, se lee un pasaje y entonces se origina el debate”, concluyen, e inmediatamente inician el comentario de “Mi planta de naranja lima”, del escritor Brasileño José Mauro de Vasconcelos, un libro recomendado por Marcia Marión Landais. El tiempo pasa volando entre reflexiones y risas. Llega la hora de la cena, se integra la familia, se inicia un brindis seguido por la degustación de excelentes platos caseros. Observando cómo disfrutan de este encuentro, comprobamos que en el grupo “Lectoras” no solo disfrutan de la buena literatura, sino que a través de los años han consolidado una amistad que, como aseguran todas sus integrantes, se ha convertido también en una red de apoyo psicosocial”. ¡Salud, libros y buena mesa!

Clidia Diaz clidiadiaz@yahoo.com @clidiadiaz Gabriela Llanos gabrielallanos@gmail.com @gllanosg

UNA RADIOGRAFÍA SOCIAL Tras el gran Jorge Amado (creador de la maravillosa “Gabriela, clavo y canela”), Jorge Mauro de Vasconcelos se ubica como el escritor brasileño más leído fuera de sus fronteras en el siglo XX. “Mi planta de naranja lima” (publicada en 1968) es su obra más personal, íntima, con claros tintes autobiográficos. Una historia corta que el autor afirmaba haber escrito en tan solo doce días con material acumulado durante gran parte de su vida. Narra los ires y venires de Zesé, un niño de cinco años que quiere ser poeta y llevar corbata de lazo, cuya realidad dista mucho de sus sueños, habitando junto a su familia en la miseria y el desamparo.

Calificada por la crítica como una radiografía social del Brasil de aquella época, la novela conmueve por el ingenio y la gracia frente a las desventuras de este niño con un destino tan desafortunado. “Es un libro para leerlo con una caja de Kleenex al lado”, nos comentan las integrantes de “Lecturas”, añadiendo que se trata de un texto de narrativa sencilla pero con mucho sentimiento, “es imposible no emocionarse al leer esta historia conmovedora que traslada algo tan hermoso pero muy difícil de poner por escrito: la bondad de un niño”. Todas coinciden en que “Mi planta de naranja lima” es un libro que aporta una gran enseñanza.

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