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¡Vamos aprender a envejecer!

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María Antonietta RonzinoSanto Domingo

Es mi costumbre buscar publicaciones en las que pueda leer comentarios que me recuerden lo que hemos vivido, lo que hemos sido, y donde estamos. Entonces encontré este que creo justo para el momento actual: “Aprender a envejecer es la obra maestra de la sabiduría y uno de los más difíciles capítulos del gran arte de vivir”. Henry Frederic Amiel.

¿Por qué cuál es la verdadera edad de la vejez? Hemos dejado atrás la primavera de la vida, pero muchos, de solo algunos 40 años, viven viejos. Sin embargo, a otros les pueden llegar los 80 o 90 y sienten la juventud en su vida porque su actitud es positiva.

Hay quienes, no importa si son jóvenes o no tanto, que consideran también que la vejez es sinónimo de enfermedad. Esto solo tiende a avejentarnos, extingue nuestra resistencia a la decadencia. Una buena salud es indispensable para un mayor gozo de nuestra propia existencia y no se puede olvidar que disfrutar la vida es necesario para tener una buena salud. No se debe olvidar que la mente debilita nuestra resistencia a las infecciones y actualmente provoca cambios en los órganos. Las preocupaciones enferman. Por ejemplo, las úlceras estomacales se agravan con la sola mención de los problemas emocionales.

Las preocupaciones y el estrés son grandes contribuyentes a la colitis mucosa. La artritis, la diabetes y hasta las caries dentales pueden estar relacionadas con traumas emocionales, preocupación crónica y ansiedad. Es un grave error atribuir estos problemas al envejecimiento, cuando muy bien pueden ser el resultado de un estado mental. Existe un ejercicio o ritmo interno que está centrado en disminuir el dolor.

Visualicemos el dolor como una caja grande o una pelota.

Cuando logremos verlo en nuestra mente de manera concreta, lo separamos de nuestro cuerpo a una distancia de dos metros. Lo observamos por varios segundos, tal y como haríamos con cualquier otro objeto. Y por último utilicemos el poder de la mente para forzar el dolor a que disminuya su tamaño hasta que desaparezca.

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