Psicología
Renuentes al cambio pese a nuevos tiempos
“Yo soy así”, “la gente no cambia”, “son muchos años haciendo lo mismo, no sé hacer otra cosa”, “así fue que aprendí, y no voy a cambiar”. Esas son expresiones que a menudo escucho, tanto en consulta como fuera de ella. Y me surge inmediatamente una pregunta: ¿Le funciona lo que sea que esté pasando en su vida con ese decreto?
Siempre digo que las cosas son buenas o malas dependiendo de lo funcional o no que pueda ser para la persona. Lamentablemente, veo a diario cómo el ser una persona de determinada manera puede resultar muy disfuncional y, a pesar de ello, se insiste en lo mismo. Muchas veces esto sucede por creencias limitantes. ¿Y qué es una creencia limitante? Pues eso, una creencia o manera de pensar que quizás en un momento pudo servir su propósito, y que funcionó en ese momento, pero, como la vida no es estática y las cosas cambian, lo que sirvió en un momento o funcionó, pues ya no funciona. O, algo que por ser en lo que la persona cree, lo lleva a cabo, vive de acuerdo a ello. Sin embargo, va en detrimento o en contra de una vida funcional.
La capacidad que tiene un ser humano de ser flexible es o pudiera entrar dentro de lo que es la inteligencia emocional. Muchos tenemos personas a nuestro alrededor, con posiciones importantes, con salarios envidiables, pero que no pueden mantener una relación estable, o que no pueden simplemente tener una relación ni siquiera con sus hijos. Pueden ser personas que entienden la vida de una manera, y no admiten que pueda ser de otra manera, no se dan ni siquiera el permiso de explorar otras alternativas, y eso estaría muy bien, siempre y cuando funcione.
A pesar de no ser funcional e inclusive impactar otras vidas de manera no positiva, son los que hacen aseveraciones como las del inicio de este artículo: “Yo soy así, y nadie me va a cambiar”.
Cuando nos topamos con personas así, la pregunta obligatoria es: ¿Te sientes bien así, eres feliz? A partir de la respuesta, la recomendación es: si es feliz así, dejar el tema y seguir. Muchas veces no vale la pena desgastarse con personas que, a pesar de su disfunción, no quieren ni siquiera escuchar otras alternativas de una vida diferente.