Kairós
Fuerza de atracción
Marcos 3,7-12 “Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante Él y gritaban: Tú eres el Hijo de Dios”. Cuando la persona de Jesús ocupa el centro de nuestra vida, su fuerza de atracción irresistible hace que le reconozcamos como el médico de la humanidad enferma.