¡Arrancaron los exámenes!

Buena actitud. La autora de “Guía práctica de técnicas de estudio: saber estudiar, la clave del éxito académico”, Ester Ruiz Coello, apunta que la disposición es clave antes de iniciar el estudio, es decir, “estar motivado, tener una actitud receptiva ante el aprendizaje (tener ganas de aprender) y tener un novel concentración y atención óptimo”. Los exámenes son la mejor muestra de que pusiste en práctica esa buena actitud durante el período a evaluar.

Prepárate. No esperes el día antes del examen para tratar de “embotellarte” todo el contenido de una sola asignatura. Dedícale a cada una un tiempo cada día (repasos periódicos) y verás qué frescos mantienes los conocimientos al momento de enfrentarte al examen.

Pistas en los repasos. Sí, te lo repiten mucho los maestros en el aula, pero es que funciona: pon atención a las pistas que los profesores lanzan en medio de los repasos porque es probable que ese aspecto en particular aparezca en el examen.

Pon la imaginación a prueba. Subraya los puntos de interés en las asignaturas teóricas y practica con ellos la lectura comprensiva, respondiendo preguntas sobre el texto. En las asignaturas prácticas, repasa ejercicios viejos ya corregidos y completa aquellos que no terminaste en los cuadernillos de práctica.

Practica. Generalmente los maestros no comparten el tipo de evaluación que realizarán: preguntas abiertas o cerradas, falso o verdadero, desarrollo de contenido, selección múltiple etcétera. Para evitar una sorpresa, mientras estás estudiando un aspecto clave de la asignatura practica respondiendo a todas las posibles formas en que pudiera aparecer este tópico en el examen.

Consejos clásicos. Llega temprano al centro. Lleva todos los útiles a utilizar en la prueba. No hagas todo corriendo solo para evitar que los demás estudiantes piensen que la estás pasando mal. Lee varias veces el comando y da la respuesta solo cuando estés seguro.