CARDIOLOGÍA PARA TODOS
El arte de la ecocardiografía y su utilidad en la actualidad
La ecocardiografía es una de las técnicas de uso más frecuente para el diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares. La misma se vale de ondas sonoras para crear imágenes del corazón y otras estructuras, en un lenguaje más llano, no es más que ver ultrasonido cardíaco, los utilizados son de alta frecuencia, para evaluar el estado estructural, funcional y hemodinámico del sistema cardiovascular. Su aplicación se ha extendido a lo largo del tiempo, junto a sus diferentes modalidades, siendo la caracterización tisular y la reconstrucción tridimensional áreas activas de investigación clínica, y convirtiéndose en procedimientos clínicos de uso habitual.
Se le considera un arte, puesto que se requieren habilidades técnicas y cognitivas para su aplicación, lo cual va a depender del operador que la realice, así como la interpretación de sus resultados. Es un procedimiento interactivo, que implica un ecocardiografista, un equipo ecocardiográfico y un paciente. Por tanto es una técnica operador dependiente, más que otras técnicas cardiovasculares. Teniendo en cuenta que esta modalidad diagnóstica es única a la hora de proporcionar una evaluación comprensiva del sistema cardiovascular, mientras que la mayoría de los procedimientos diagnósticos se dirigen a un área particular de preocupación clínica. Para ello se requiere no solo de la experiencia como ecocardiografista sino también una comprensión de las capacidades y limitaciones de la ecocardiografía.
Dentro de los beneficios que aportan el valerse de este método diagnóstico es que, no es invasiva y el equipo es portátil, es tan versátil con aplicaciones clínicas en todo el espectro de la patología cardiovascular que, actualmente se le considera una extensión de la exploración física, siendo así una herramienta diagnóstica más que de despistaje, y sirviéndonos además con sus diferentes modalidades para realizar diagnósticos de las patologías más comunes: isquemia miocárdica, pericarditis, embolia pulmonar, disección aórtica, o simplemente valorar los cambios que produce la hipertensión, entre otras más complejas.
Es por ello que para tener impacto clínico, una nueva modalidad diagnóstica debe reemplazar los procedimientos existentes, no convertirse en un procedimiento adicional, y se debe hacer sin aumentar el coste o el riesgo de las exploraciones y sin sacrificar la precisión de los resultados. Todas estas características las contempla la ecocardiografía.