DOSSIER DE INVESTIGACIÓN
La generación digital
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Bryan se sentía feliz. Era su cumpleaños número doce y había recibido como regalo una tableta. Ya no tendría que esperar a que un adulto le prestara su computadora o teléfono celular para poder jugar o ver videos en YouTube.
El suyo no es un caso aislado. Gracias a la proliferación de dispositivos móviles, más asequibles ahora que en años anteriores, muchos menores dominicanos cuentan con recursos electrónicos con los cuales entretenerse. Y consumen la tecnología a una edad cada vez más temprana. Para confirmarlo basta hacer un sondeo informal entre padres e hijos.
Aquellos que no cuentan con un aparato propio (por falta de recursos o por negativa de los padres que desconfían de la relación libre de los infantes con la tecnología) manejan los artefactos electrónicos de sus progenitores o tutores.
Pero las tabletas y los celulares no son los únicos recursos con los cuales se divierten los menores de hoy. Los nativos digitales se mueven con facilidad y naturalidad en diferentes plataformas.
Varias plataformas
Juan Carlos es padre de dos varones. Los chicos, que ahora cuentan con siete y cuatro años de edad, están habituados a diferentes dispositivos electrónicos. A través de su smart TV (o televisor inteligente) acceden a plataformas como Netflix para ver series y películas infantiles; en las tabletas y los celulares (no propios, sino de papá y mamá) juegan y ven videos para niños; en tanto que en su consola de sobremesa se entretienen usando videojuegos.
En opinión de este padre, el que sus hijos dominen esas herramientas desde pequeños tiene más de una ventaja: se familiarizan con los equipos electrónicos y se vuelven hábiles en el manejo de la tecnología, además de que se les facilita el acceso a aplicaciones educativas.
Destrezas académicas
La psicóloga escolar Alannah Javier defiende los pros que, asegura, tiene para los infantes el manejar los recursos digitales y que se resumen en el desarrollo de destrezas académicas, profesionales y algunas otras más cotidianas.
“La tecnología -expresa Javier- juega un papel vital en casi todas las actividades que se desarrollan en nuestro día a día, por lo que es importante ir desarrollando las aptitudes necesarias para su manejo desde temprana edad”.
La psicóloga del Nivel Inicial del Colegio Bilingüe New Horizons, institución que integra la instrucción tecnológica en párvulos a partir de los dos años de edad, resalta que la tecnología ha incrementado el acceso a contenido académico desde edades muy tiernas y que programas educativos interactivos han probado tener buenos resultados en la promoción de destrezas académicas.
“La moderación, tanto del tiempo de exposición como del contenido, es la clave para evitar que la tecnología impacte de manera negativa en las demás dimensiones del desarrollo”, asegura Javier.
En el caso de Juan Carlos, limita a los fines de semana el tiempo que sus hijos pasan con los dispositivos portátiles y la videoconsola. Entre semana, la pareja de hermanitos pasa más tiempo frente al televisor. Sin embargo, como otros chiquillos, combinan el entretenimiento que brindan los artilugios electrónicos con juegos tradicionales, los cuales disfrutan igualmente.
“Ellos ven mucha televisión, pero igual se cansan y se ponen a jugar con bloques o con carritos -comenta su padre-. Y cuando están en grupos de niños donde no hay tecnología, juegan muchísimo y no quieren irse cuando llega la hora de partir”.
Juegos multiusuarios
Enrique ha encontrado en la tecnología una excusa para departir con otros. El niño de once años todavía prefiere montar bicicleta (“Es un medio de transporte y puedo ir donde yo quiera”, dice), pero invierte cada vez más horas en los videojuegos. Juega con su consola de sobremesa o en Internet, solo o con amigos. Esos amigos pueden estar justo a su vera (unas veces compitiendo con él en el mismo videojuego; otras veces, a su lado pero usando un aparato distinto) o en otro lugar del mundo. Juegos multiusuarios de acción le han servido de canal para interactuar con niños de Venezuela, España y Colombia.
La afición de Luis, también de once años, por los juegos electrónicos se fortaleció a principios de este año cuando su madre le obsequió una videoconsola que adquirió a un precio muy atractivo. Antes, el pequeño podía aburrirse de los juegos que usaba en solitario en su consola de bolsillo; sin embargo, desde que se entretiene con juegos multiusuarios y de un mayor nivel de complejidad, este se ha convertido en su pasatiempo favorito.
La interacción con gamers de otros países ha influido para que el menor incluya en su vocabulario términos y modismos de esas naciones.
Pero Luis realiza menos actividades al aire libre -cuenta una de sus hermanas- y nada más llegar de la escuela se sienta frente a la pantalla, control de la consola en mano, para jugar. Su interés en la reunión familiar semanal en casa de sus abuelos también ha mermado.
Y es que mucho tiempo en el mundo virtual suele equivaler a menos tiempo en el real.
¿Medio de interacción o ‘muleta’ social?
Del mismo modo que los videojuegos multiusuarios, las redes sociales y los sistemas de mensajería instantánea permiten a los menores, y de manera especial a los adolescentes, conectarse con otros miembros de su generación. No obstante, el mundo digital no siempre asegura que los chiquillos desarrollen habilidades sociales. En ocasiones, de hecho, los separa de las personas de su entorno cercano. También puede convertirse en una muleta para evitar el contacto social y privar a los infantes de las bondades de la interacción personal.
“Independientemente de lo positivo que podamos hablar, la tecnología es solo un recurso. Si el niño no se expone a una socialización, por más que el iPad y la aplicación sea buenísima, se queda corto en su desarrollo”, comenta Laura Rivera, neuropsicóloga del centro de psicología y familia Respirare.
El niño que no se expone al contacto social por estar pegado a una pantalla tendrá más limitadas sus habilidades sociales y su capacidad de hacer empatía, de resolver conflictos y de autorregulación, aptitudes que deben luego traspasarse a la vida adulta.
Eso es solo en lo que respecta a la socialización. Rivera advierte que un contacto precoz y libre con las nuevas tecnologías de la información y el entretenimiento puede afectar el desarrollo psicomotor y psicoemocional.
Importancia del control parental
De acuerdo con la psicóloga Jessica Fiallo, del centro Dulces Sueños, el contacto con las nuevas tecnologías puede tener beneficios a partir de los dos años de edad, siempre y cuando se usen adecuadamente y con control parental.
“Antes de los dos años no hay beneficios”, asegura la especialista certificada como educadora para padres en disciplina positiva.
De acuerdo con Fiallo, se ha demostrado que los niños mayores de dos años que utilizan programas educativos adecuados para su edad presentan ventajas cognitivas sobre aquellos que no han tenido esta exposición.
Además, pudieran desarrollarse zonas en el cerebro que antes se desarrollaban más tarde, “pero no se ha demostrado ninguna ventaja en desarrollar a edades tempranas estas habilidades” tecnológicas.