Herman Duarte
"Debemos combatir el peligro de ver ilegal la homosexualidad"
Con la fuerza del mar que se estrella con un despeñadero, el abogado suizo-salvadoreño Herman Duarte lucha contra la discriminación y el peligro latente de que gente neutra llegue a considerar la homosexualidad como un crimen.
Sentado en el café de un exclusivo hotel de Ciudad de Guatemala, donde participó en el Foro Centroamericano sobre Derechos de las Personas LGBTIQ, Duarte conversa con Efe acerca de su libro "¿Es justificable discriminar? Una discusión cultural sobre Estado de Derecho, libertades y sexualidad", publicado por Aranzadi.
Duarte, de 30 años, fundador de H. Duarte Legal -que vela por erradicar la discriminación por orientación sexual en Latinoamérica- y oficial del Comité de Derechos Humanos de la International Bar Association, observa como la "Nada" de Michael Ende a esa masa que podría considerar criminal a un gay.
El también activista recoge una encuesta de la Asociación Internacional LGBTI que en 2016 preguntó a once países latinoamericanos si debe ser considerado un crimen la homosexualidad, en la que entre un 44 y un 60 por ciento estuvieron "totalmente en desacuerdo", pero entre un 20 y un 30 por ciento no se posicionó a favor.
"El peligro es que los neutros se pasen del lado de quienes estuvieron de acuerdo", que en la encuesta no rebasó el 9 por ciento, sostiene el abogado.
El momento es, además, clave en el continente luego de la victoria del ultraconservador Jair Bolsonaro en Brasil, que basó su campaña supuestamente en el odio hacia "lo diferente" y en los "valores de la familia tradicional", así como lo hiciera sin éxito pero con "profunda intensidad" el excandidato Fabricio Alvarado en Costa Rica.
"Se han naturalizado la discriminación, la libertad de expresión y la libertad religiosa" en "niveles extremos", advierte al recordar que ya en 2012 el escritor peruano Mario Vargas Llosa planteaba que "el valor supremo de nuestra cultura es el entretenimiento", lo que ha causado problemas como "la era de la posverdad, de lo escandaloso en un mar de irrelevancia, como decía Aldous Huxley en 1958".
En contraposición a esa 'avalancha de rencor' está el caso mexicano, con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien "podría ser un anti-Bolsonaro, a pesar de la alianza que hizo en las elecciones con las iglesias evangélicas".
Guatemala tampoco está exenta de dicha "criminalización", luego de que en la agenda del Congreso se barajara y discutiera una diversidad de leyes que "buscan prohibir las relaciones entre dos personas del mismo sexo", recuerda.
En ese ambiente es que Duarte presenta su libro, al que califica de un "tratado de la razón, de valores de la humanidad para que nadie pueda ser hundido, ni humillado, ni ultrajado". Sus páginas son "un tesoro de valores y verdad; es la razón, un grito ante las amenazas del Estado de Derecho".
Ahí se abordan temas como la "discursiva peligrosa" bajo estudios de prevención de genocidio, ese lenguaje "inocente" en el que se encubre el odio en un ambiente de "ellos contra nosotros", de "los enemigos contra la familia tradicional".
El jurista, que dejó El Salvador en 2011 con dirección a Costa Rica porque se le habían "cerrado todas las puertas", ha tenido que enfrentar a su propia familia que le envió una carta "diciéndome que estaba destruyendo el nombre familiar", ante lo que respondió con un texto de nueve páginas en el que resaltaba que "el amor es una fuerza central que atrae, que respeta y que incluye, no es una que impone, que excluye y que insulta".
Ante la "estrategia de deshumanizar, que parte de palabras como cucarachas, insectos, infestado", como el presidente estadounidense, Donald Trump, ha usado para discriminar a afroamericanos y migrantes, Duarte busca combatir esa "emoción instrumentalizada" que "ya fue usado antes, en la Alemania Nazi".
Allí, en tiempos de Hitler "nació" la "ideología de género" creando incluso una "oficina para el combate de la homosexualidad y el aborto", lo que derivó en una segregación que concluyó con el asesinato de unos 60.000 gais, muchos de los cuales, en campos de concentración, tenían que usar uniformes con triángulos rosados para identificarlos, así como los morados que eran para los testigos de Jehová o los rojos para los presos políticos.
En los 13 capítulos de sus 329 páginas, Duarte analiza el Estado de Derecho, la discriminación, la orientación sexual y la identidad de género, así como la libertad religiosa y de expresión y hace una guía para ser activista, con un prólogo del abogado neoyorquino fundador de 'Freedom to Marry', Evan Wolfson.