SALUD
La familia oncológica
El cáncer, así como otras patologías crónicas, es una enfermedad que afecta no solo al enfermo, sino a todo el grupo familiar. Por tanto tenemos que hablar de familias con un miembro oncológico o familias oncológicas.
Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer no es una tarea fácil, no solo por la complejidad de la enfermedad en sí, sino porque es una enfermedad grave que tiene un gran impacto en la persona y en todos los miembros de su sistema; así que no podemos olvidarnos de apoyar y trabajar con todo este sistema familiar que se acaba de golpear y altear desde lo profundo de sus raíces.
El diagnóstico, la aceptación de este, el tratamiento y los efectos secundarios son posibles causas de una nueva adaptación tanto para el paciente como para la familia.
A partir del momento en que se conoce el diagnóstico se producen unos cambios en la vida del paciente y su familia que dependen de las situaciones particulares del grupo. El diagnóstico que recibe el paciente, y consecuentemente la familia, ponen un interrogante sobre la continuidad de las rutinas y hábitos diarios durante algún tiempo.
La dinámica familiar tiene un equilibrio propio y único, que se ve afectado en su conjunto cuando cualquiera de sus miembros se ve amenazado.
Frente a esta amenaza, la armonía y el orden familiar son irremediablemente alterados. Cada uno de sus integrantes tiene que adaptarse tanto emocional como conductualmente para enfrentar esta nueva realidad.
El alcance psicológico que tiene el cáncer sobre el paciente y su familia está muy influido por el miedo que nuestra sociedad proyecta en dicha enfermedad. No tenemos que olvidar que cada individuo es único y, por lo tanto, intentar dar una explicación a todas y cada una de las preguntas que se pueden formular ante esta situación es prácticamente imposible y no existe una fórmula universal.
Las familias de pacientes con algún tipo de enfermedad crónica como el cáncer, viven bajo un alto nivel de estrés que daña las pautas relacionales del sistema, quiebra la armonía familiar y, con frecuencia, paraliza las acciones que podrían restablecer su equilibrio.
Respuesta
En términos generales, frente a la crisis provocada por el diagnóstico de una enfermedad oncológica, la familia puede comportase de dos maneras: o niega la enfermedad, o bien se hace cargo de ella. Dependiendo de esta conducta es como se va a manejar el sistema durante todo el proceso.
Hay que lograr que la enfermedad sea percibida por cada miembro de la familia, como un elemento más del sistema. Que sean capaces de lidiar con ella y de superar el “cataclismo” que esta experiencia significa, respetándose, queriéndose y cuidándose unos a otros pues todos sufren el impacto de una manera diferente. Depende mucho de quién es la persona afectada de la enfermedad, no es lo mismo el abuelo, que el padre, la madre o un hijo.
Enfrentaremos la enfermedad de forma diferente según sea el enfermo y también dependiendo del familiar. Es diferente ser hijo adolescente, que ser un hijo adulto, o ser un padre de un menor.
Todas estas variables van a hacer que nuestras emociones sean muy variadas y diferentes.
Información
Los enfermos experimentan diferentes reacciones emocionales y físicas antes, durante y después de los tratamientos.
Su deseo de información también varía mucho y mientras unos piden información exhaustiva, otros la prefieren concisa.
Al principio, una información general sobre su problema puede ser suficiente para algunos pacientes y solo más tarde, durante el tratamiento, piden una información más detallada.
Por otra parte, la familia también sufre emocionalmente ante el diagnóstico de un ser querido y son merecedores de atención.
Niños
Cómo comunicarse con los pequeños
Los niños son muy sensibles a los cambios de las rutinas familiares y detectan rápidamente que algo está ocurriendo. Por tanto, es conveniente comunicarse con ellos. Si sienten que se les está ocultando un problema, existe la posibilidad de que se imaginen una situación errónea, incluso peor de la real, lo cual les sería perjudicial. Si el paciente no se ve con ánimo de comunicarse con los niños, lo puede hacer un familiar o una persona muy cercana a ellos. El objetivo es que si el niño pregunta, pueda expresar sus sentimientos y obtenga respuestas claras y coherentes.
Recuerde que la edad de sus hijos es importante a la hora de comunicarse con ellos.
La cantidad de información y la manera de comunicarla va marcada por el momento evolutivo en el que se encuentra el niño, ya que el concepto de enfermedad no es el mismo a los 4 que a los 10 años.