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COSAS DE DIOS

La suerte de la pecadora

¿Recuerda a la mujer pecadora que Jesús rescató de los fariseos empeñados en apedrearla? Tuvo suerte de existir hace dos mil años, en esta época no se habría salvado.

Ahora la gente lanza piedras contra los demás sin detenerse a mirar sus propias faltas como, según cuenta la Biblia, les ordenó Jesús a aquellos persecutores que hicieran. Estos, al pensar en sus muchos pecados, desistieron de matar a la perseguida que acusaban de serle infiel a su marido. En los tiempos actuales, de linchamientos en línea, donde muchos de los que componen la turba que ataca no tienen nombre ni rostro, la historia sería distinta.

Ahora, un “sabio”, oculto bajo un alias, le explicaría a Jesús, tuteándolo, nada de Maestro, que sus faltas son asunto suyo y no eximen a la pecadora de las suyas, que ella se merece el castigo establecido por la ley.

Y este entusiasta linchador encontrará apoyo, cientos de “me gusta” lo han de avalar y, en las redes sociales, su frase “matemos a la pecadora” se volverá tendencia. Surgirán, en ese mismo espacio, propuestas creativas para no apedrearla, si ese es el problema, “vamos a degollarla, colgarla o usarla de tiro al blanco”, plantearán algunos con la misma ligereza que si fuera un chiste y no una condena a muerte.

De poco valen los alegatos del mismo Dios para defenderla. Él, que conoce los corazones de quienes pretenden apedrear a otros, pensará en lo inaudito del comportamiento humano, responsables de crímenes mayores niegan a los demás el perdón que, algún día, reclamarán para ellos. Pues, su juicio también llegará. Entonces, habrán de suplicar la misericordia que, en su día, no otorgaron.

La mujer pecadora, al final, según cuenta la Biblia, no fue apedreada y Jesús le dijo, “vete en paz y no peques más”. Insisto en su buena suerte al nacer hace más de dos mil años. En estos tiempos, sería apedreada no hasta morir, hay quien se ensaña con los muertos, sino hasta que sus atacantes se hastiaran. Además, la mancha sobre su nombre permanecería en la Internet para siempre, no habría tenido la oportunidad de enmendarse.

En cuanto al círculo de apedreadores que la rodearon, si los de ahora no examinan su conciencia, ni deponen sus piedras ni se marcha a casa, ¿qué hacen? Después de destrozarla, esperarán en línea a que surja la siguiente víctima.

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