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FÁBULAS EN ALTA VOZ

A merced de las novedades

Hace unos días me encontré con una amiga a la que aprecio mucho. Siempre ha sido muy moderna, pero en dosis moderadas. Ojalá ella pueda leer estas líneas para que conozca mi parecer sobre la exagerada manera en que ahora da seguimiento a las novedades. Es una neófila empedernida y su afán por dejármelo saber no le permitió escuchar siquiera mi saludo. “¡Hoooola, Martita, cuánto tiempo. Qué bueno verte. Yo aquí, tú sabes, en lo mío. Viendo qué celular me compro porque esto es lo mío. Ayer fui a otro sitio que trajeron unas minilaptops muy modernas. En la tarde tengo ir a comprarme una ropa bien chula porque voy a una conferencia...”, uf, con esta cantaleta me abordó, y me dejó con las ganas de saber sobre su familia, y de contarle sobre la mía, y lo más importante, de convertir esos 10 minutos en un compartir de calidad. Tuve que recurrir a un viaje fabuloso que me alejara de aquella descarga vanidosa que en nada aporta al fortalecimiento de relación alguna. Firme llegué al lugar. Un mar de gente me recibió con un cálido abrazo. Unos se preocupaban por conocer sobre mi salud, otros acerca de mi familia y no faltaron los que me preguntaron por mi trabajo y hasta por mi situación económica. También me dieron el chance de conocer temas de interés sobre ellos. No hubo respuesta que hiciera alusión a conceptos vanidosos. Todo se enfocaba en el aspecto humano, en el sentir de cada quién como persona, en las necesidades elementales, y en fin, en esos detalles que fortalecen los lazos de cualquier tipo de relación. Dio gusto ver cómo un encuentro fortuito causa tanta alegría, al punto de que en 10 minutos sobresalen muestras de cariño que nada tienen que ver con las novedades, con la altanería y con el engrandecimiento con que a veces algunos te restriegan en la cara que te llevan la milla en cuanto a modernismo se refiere. Sí, como me ocurrió en la realidad con esa amiga que de seguro anda tras los últimos avances tecnológicos o que está a merced de las tendencias que la moda impone a quienes se dejan arrastrar por la vanguardia. No puedo negar que si bien es cierto que me molestó la actitud de mi “amiga”, también es verdad que me dejó una enseñanza que hoy le agradezco: a reforzar los lazos de todo tipo de relación que valga la pena, y a desechar la que nada me aporta como ser humano que cree en los valores, en el cariño, en el respeto y sobre todo, en lo real.

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