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La castidad prematrimonial entra en el debate del Sínodo sobre los jóvenes
La castidad prematrimonial que requiere la Iglesia católica a las parejas, y si ello puede ser motivo de un alejamiento de la juventud, fue uno de los temas que se trataron en el Sínodo sobre los jóvenes que se celebra en el Vaticano.
En rueda de prensa, el prefecto (director) de la Secretaria de Comunicación, Paolo Rufini, explicó que el pasado viernes se abrió la reflexión sobre la castidad antes del matrimonio y cómo puede crear problemas a los jóvenes.
“Para respetar la castidad muchos jóvenes se casan pronto y sin un verdadero camino y entonces se crean divisiones, mientras que otros jóvenes no logran seguir su vida de pareja sin relaciones y entonces se alejan de la Iglesia”, dijo Rufini sobre la intervención de un obispo, que “invitó a reflexionar” sobre el tema.
También se habló de la necesidad de que la Iglesia cambie su lenguaje para acercarse a los jóvenes, así como también hacer más atractivas las homilías.
“La Iglesia tiene que ser empática, no hipócrita, ni paternalista”, propuso otro de los padres sinodales, como se llaman a los obispos que participan en esta reunión, que concluirá con la votación de un documento el 27 de octubre.
El tema de la inmigración ha sido en estos dos días uno de los temas que más han salido en el Sínodo, ya que la mayoría de los migrantes son jóvenes que abandonan su país pero que tampoco encuentran un futuro en las naciones donde llegan.
Para algunos de los participantes, el tema de la juventud es clave para la Iglesia por lo que se propuso crear un específico Pontificio Consejo (lo que correspondería a un ministerio en la estructura vaticana), dedicado a los jóvenes.
El obispo panameño Manuel Ochogavía Barahona, que se ocupa de la pastoral juvenil en el país, afirmó en esta rueda de prensa que los jóvenes tienen que ser “la opción preferencial de la Iglesia”.
El tema de los abusos sexuales ha sido tratado en muchas de las intervenciones, e incluso el arzobispo de Sydney (Australia), Anthony Colin Fisher, cuyo país ha sido uno de los más afectados por el escándalo de los abusos a menores por parte del clero, en su intervención de ayer pidió perdón directamente a los jóvenes.