La Vida

ESTUDIO

Las ondas cerebrales se sincronizan con la velocidad de la conversación

¿Alguna vez te has encontrado terminando las oraciones de alguien más, a pesar de que realmente no las conoces tan bien? La capacidad de predecir lo que alguien va a decir a continuación no es exclusiva de las relaciones a largo plazo, sino que nuestro cerebro procesa todo tipo de información para estimar qué vendrá después, y la velocidad a la que habla el hablante, o la velocidad del habla, juega un papel importante.

Este estudio, publicado en la revista 'Current Biology', profundizó más para descubrir qué sucede a nivel neuronal. "Los hallazgos muestran que la dinámica neuronal predice el tiempo de los elementos del habla en función de la velocidad del habla pasada y esto influye en cómo se escuchan las palabras en curso", dice la primera autora de la investigación, Anne Kösem, del Instituto Max Planck de Psicolingüística (MPI, por sus siglas en inglés), en Alemania, y el Centro de Investigación de Neurociencia de Lyon, en Francia.

"Pedimos a los participantes holandeses nativos que escucharan oraciones holandesas que cambiaban repentinamente en las frecuencias del habla: el comienzo de la oración se comprimía o ampliaba, lo que provocaba una velocidad de habla rápida o lenta, mientras que las tres palabras finales se presentaban sistemáticamente en la velocidad de voz grabada original", detalla.

La última palabra de la oración contenía una vocal ambigua, que podría interpretarse, por ejemplo, como una vocal corta "a" o una vocal larga "aa". Fundamentalmente, la velocidad del comienzo de la oración podría influir en la forma en que se escucha esta vocal ambigua, lo que lleva a la percepción de palabras con significados radicalmente diferentes. Por ejemplo, en holandés, la palabra ambigua es más probable que se perciba como una palabra larga "aa" cuando alguien inicialmente estaba hablando rápidamente (por ejemplo, taak, palabra que significa "tarea" en holandés), y como una "a" corta cuando alguien estaba hablando lentamente (tak, "rama" en holandés).

Los participantes informaron cómo percibieron la última palabra de la oración. El equipo registró la actividad cerebral de los participantes con magnetoencefalografía (MEG) mientras escuchaban las oraciones, e investigaron si la actividad neuronal se sincronizaba con la frecuencia del habla inicial y si eso influía en cómo los participantes comprendieron la última palabra.

IGUAL QUE MONTAR EN BICICLETA

El estudio mostró que nuestro cerebro sigue los ritmos del habla pasados después de un cambio en la velocidad del habla. Si se sincroniza con la velocidad de voz lenta anterior, es más probable que escuchemos la última palabra ambigua con una vocal corta, y si se sincroniza con la velocidad de voz rápida precedente, es más probable que escuchemos una palabra de vocal larga. "Nuestros hallazgos sugieren que el seguimiento neuronal de la dinámica del habla es un mecanismo predictivo que influye directamente en la percepción", subraya Kösem.

"Imagine que el cerebro actúa como una rueda de bicicleta. La rueda gira a la velocidad impuesta por el pedaleo, pero continúa rodando durante un tiempo después de que el pedaleo se detuvo porque depende de la velocidad de pedaleo pasada", pone como ejemplo. Esta sincronización mantenida entre las ondas cerebrales y la velocidad del habla nos ayuda a predecir la duración de las sílabas futuras, lo que finalmente influye de manera negativa en la forma en que procesamos y escuchamos las palabras.