La Vida

PRÁCTICA RELIGIOSA

La oración tiene beneficios terapéuticos

Siendo neuropsicólogo y pastor, José del Toro Lugo ha visto con interés cómo algunas asociaciones profesionales de psicólogos han comenzado a incluir la oración entre las prácticas recomendadas para ayudar a mejorar la salud emocional.

No obstante, no le sorprende del todo.

Esas mismas entidades han reportado durante años los resultados de investigaciones que han atribuido a este hábito espiritual beneficios de salud mental.

Estudios recientes, por citar algunos , exploran su efecto sobre el enojo, el estrés, la ansiedad, la gratitud o la actitud hacia la pareja.

“Hay unas evidencias científicas que están documentadas, lo cual explica la importancia de la oración”, afirma el especialista norteamericano de origen puertorriqueño.

Catarsis

Una de las ventajas de la oración radica en su efecto liberador o purificador.

Por eso Del Toro Lugo la define como una práctica que, más allá del aspecto religioso, “de por sí es terapéutica”.

¿Cómo y por qué se da ese efecto catártico? El profesional explica que todo ser humano tiene la necesidad de externalizar emociones y sentimientos potencialmente dañinos, y que orar brinda la oportunidad de hacerlo.

“Cuando la persona ora, no solamente ejercita un elemento de fe que activa unos químicos del cerebro que tienen reacciones, sino que, aparte de eso, la oración la ayuda a extraer de su interior esas emociones y esos sentimientos que pueden ser dañinos y entonces se libera a través de la oración porque verbaliza, sea vocalmente o mentalmente; de alguna forma los extrae, los saca fuera de su sistema y el sistema es liberado”, comenta Del Toro Lugo. “Eso produce una buena salud mental”.Aclara, sin embargo, que para disfrutar de ese efecto terapéutico, quien ora no debe conformarse con la simple repetición de palabras o fórmulas aprendidas previamente.

“La fe -expone- nos ayuda a ser originales, no repetitivos, a decir cosas que no necesariamente las expresamos públicamente, pero las expresamos en nuestro momento privado”.

Su afirmación se corresponde con las enseñanzas de Jesús acerca de la oración recogidas en la Biblia, libro sagrado del cristianismo.

Tras criticar la costumbre de los religiosos “hipócritas” que amaban el orar en público “para ser vistos de los hombres”, el maestro judío exhortó a sus seguidores con la siguiente expresión: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu

Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:5,6).

La libertad para expresar aquello que está en el corazón (sinceridad) y la confianza de que alguien escucha y obrará en consecuencia (fe) son dos factores que, de acuerdo con Del Toro Lugo, “pueden hacer la diferencia en todo el sentido de la palabra”.

Periodicidad

La frecuencia de la oración no es menos importante, pues, a decir del profesional de la conducta, “mientras más veces oramos, más cosas sacamos de nuestro interior”.

Pero el efecto sanador de la oración no se limita al acto de sacar las emociones negativas.

Del Toro Lugo, quien es director del Instituto de Sanidad Integral (Carolina, Puerto Rico), menciona la alabanza, la acción de gracias y el perdón (que también forman parte de los momentos de oración personal) como modalidades con beneficios terapéuticos para quienes se ejercitan en ellas.

IMPACTO

El neuropsicólogo José del Toro Lugo recuerda que toda costumbre beneficiosa para las emociones y para la salud mental general repercute de forma positiva en la salud física y en el ámbito social o de la conducta.

“Entonces -concluye el experto- es muy importante tener una espiritualidad clara y definida, de una forma saludable, para asegurarnos de que vamos a tener también unos beneficios en las otras dimensiones del ser humano”.