ORDEN
Horario: una opción ideal para dividir sus actividades
La organización de los niños es primordial para que los mismos puedan distribuir sus actividades en el día a día. Ya sea una actividad escolar, la realización de los deberes escolares o bien quehaceres del hogar. Es sin duda alguna, una de las mejores herramientas para ordenar su apretada agenda de las labores diarias y también dedicarle tiempo a la realización de las actividades lúdicas, en tal sentido, el ordenamiento de las horas de los infantes es primordial para cimentar la cultura del orden y la disciplina entre los mismos.
De acuerdo a la psicóloga, María Alejandra Núñez Bodden, es importante, sobre todo en la etapa inicial, enseñarles a los niños disciplina, responsabilidad y continuidad al realizar determinadas actividades. “Al asignar un período para comenzar y terminar las tareas, crea en los niños no solo el hábito de llevarlas a cabo, sino al mismo tiempo aumenta el desarrollo cognitivo, siendo esta la etapa donde más información se absorbe y que mientras más se practica mejores habilidades adquirirán”, explica.
¿CÓMO HACERLO?
Conforme a la especialista, es a partir de los siete años que los niños comienzan a tener una noción del tiempo mucho más objetiva, por lo que si se fija un horario de actividades debe de ser de esta edad en adelante. Esto porque los niños menores de siete años aún no interiorizan el concepto de tiempo y para ellos no existe un pasado o futuro, sino que un presente continuo e infinito. Entonces, según la edad se fijan las tareas en términos de mucha, mediana o poca dificultad, y a medida que se dedique el tiempo estimado, junto con una apropiada guía para cada una, las habilidades mejoran y el nivel de dificultad aumenta, hasta que dicha actividad se haga un hábito.
Es importante ponderar las necesidades del niño para fijar las actividades, una vez fijadas las actividades, ordenarlas según la importancia. Se debe además incluir en el horario actividades del hogar como recoger su cuarto y lavar los platos, así como tener un acompañamiento en el cumplimiento del horario y no ser completamente inflexible para evitar la ansiedad.
EN LA ESCUELA
Además, el horario es un período de tiempo en donde se desarrollan actividades de cualquier tipo. En el caso de las escuelas, se usa para organizar de manera sistemática el contenido educativo que se debe de incluir en cada curso o grado, con el fin de que al finalizar el semestre se pueda comprobar el conocimiento enseñado a través de los exámenes.
En este aspecto, es importante que, si bien se inculque en los salones de clases una cultura de organización del tiempo, desde los hogares también se refuerce, ya que es sólo con una educación integral y a través del ejemplo, es que el niño interioriza los conceptos. Entonces, al inicio de cada ciclo escolar regresar a este espacio de orden y responsabilidad, aumenta actitudes positivas en el estudiante que le brinda las herramientas necesarias para dar un buen desempeño.
EN LA CASA
Al hablar de horarios fuera del plantel educativo, es importante establecer desde el principio cuáles son sus deberes y en qué momento del día deben realizarlos, es decir, debe de haber tiempo para comer, hacer las tareas, recoger y muy importante: jugar.
Esto porque es por medio del juego que los niños aprenden y socializan más, así que cualquier actividad vespertina debe incluir un espacio lúdico, así lo refiere la psicóloga.
El horario después de clases debe de estar distribuido según las necesidades del niño, teniendo en cuenta también las actividades que más disfruta y que incentiven las funciones tanto cognitivas como motoras.
Por ejemplo: clases de idiomas, deportes como el fútbol, gimnasia o natación, clases de música para aprender un instrumento o clases de teatro para una mayor sociabilidad con pares y mayores.
La psicóloga María Alejandra Núñez Bodden manifiesta que algunos padres tienden a poner a sus hijos en las clases que ellos quisieron o tomaron cuando tuvieron su misma edad, este “deseo frustrado” provoca que haya mucho empeño en querer que sus hijos quieran tanto como ellos asistir y ser buenos en dichas clases.
“Lo importante es no obligar al niño a hacer algo que no quiere, y más si es actividad cultural o deportiva. En estos casos la observación es sumamente importante, dado que los niños son muy transparentes en sus gustos y disgustos. Y dándole a escoger opciones que vayan de acuerdo con sus capacidades observadas, es más probable que se disfrute y sea de mayor beneficio para el crecimiento del niño”, señala.