CORTADURAS INTENCIONALES
Alerta de doble filo
La conducta de autocortarse está directamente ligada a la depresión y asociada a la ansiedad generalizada, por lo que es muy probable que un joven bajo estas condiciones haya considerado, al menos en una ocasión, la práctica como método suicida.
Los conflictos personales como sentimientos de soledad, abandono o incomprensión de parte de los padres por tema de preferencia sexual, son algunos de los factores que potencian el riesgo de que se padezca depresión a temprana edad, mientras que en otros casos también puede influir el uso y abuso de sustancias alcohólicas y psicotrópicas.
Testimonios
“Cuando tenía 11 años ya me cortaba, porque era lo único que me permitía desahogarme cada vez que mis padres discutían. Me tenían harta de tantas peleas y lo peor es que yo era invisible para ellos. Soy hija única y ellos creían que me lo daban todo, pero nunca se detenían a ver que solo quería paz. Una tía mía le dijo un día que no se dejaran manipular por mí, que solo estaba llamando la atención, pero una vecina se atrevió a decirles a los dos que era cierto que yo estaba llamando su atención, pero que no era manipulación, que los tres necesitábamos un psicólogo. Así lo hicieron. Finalmente ellos se divorciaron, pero antes aprendieron a preocuparse y ocuparse de mi situación. Hoy estoy emocionalmente sana y estoy estudiando Psicología para ayudar a jóvenes a buscar otras formas de canalizar sus emociones”, cuenta Sinthia Rijo, quien hoy tiene 21 años y es estudiante universitaria.
Alma Rosario es la madre de una adolescente de 13 años que tiene seis marcas en la muñeca izquierda y tres en la mano derecha. “Me dolió mucho la primera vez que vi ese episodio, y salí corriendo pidiendo ayuda. La llevamos al médico y no pasó de ser un gran susto. Luego me di cuenta que mi hija estaba refugiándose en esa terrible práctica para escapar a los complejos que tenía producto del ‘bullying’ que le hacían en el colegio”, cuenta.
Sigue su relato diciendo: “Yo estaba en una situación muy delicada, no quería salir para no dejarla sola. Todos en casa nos dedicamos a observarla, y aun así lo hacía. La llevamos a un especialista que la ayudó bastante, y hoy gracias a Dios ha superado esa parte funesta de nuestra vida, pero igual la encomiendo a Dios para que no recaíga”.
Como madre que ha pasado por esta experiencia entiende que el problema de su hija no estaba en su casa, sino en la escuela, y por eso llama a las autoridades de los diferentes centros de estudios para que tomen control sobre esta problemática. Sostiene que conoce otros casos similares a los que afectaron a su hija, inclusive, sabe de uno de una niña de 12 años que no sobrevivió a la autolesión.
Señales que ayudan a prevenir daños mayores
Según Yndrid Franco, psicóloga clínica y terapeuta familiar, darse cuenta de que su hijo está atravesando por un episodio depresivo no es tan difícil si se le presta la debida atención a sus cambios de ánimo y comportamiento.
Con frecuencia, este padecimiento se expresa con conductas muy extremistas, como falta casi total del apetito o en efecto, ansiedad por la comida, lo que provoque que ingiera más de lo necesario. sin descartar síntomas como descuido personal, aislamiento de la familia y los amigos, bajo rendimiento académico y tendencia a la agresividad, tanto en el entorno escolar como familiar, síntomas que forman parte de la mayoría de los diagnósticos.
Para evitar la depresión, y en consecuencia las autolesiones, la psicóloga recomienda dedicarle a su hijo un mínimo de 15 minutos al día para estimular la comunicación, y dentro de cada conversación siempre mostrar interés y respeto ante sus sentimientos.
Otro punto importante es no criticar innecesariamente usando descalificativos que puedan herirlo, puesto que “siempre hay una buena manera de decir las cosas sin necesidad de recurrir a los insultos”.
Por otra parte, celebrar las conductas positivas al igual que estar atento a sus logros, por pequeños que parezcan, puede ayudar a reforzar su autoestima, dando como resultado un niño consciente de sus capacidades y habilidades.
En el caso de que los padres noten que sus hijos se autolesionan, lo más viable es buscar ayuda inmediata de un profesional de la conducta calificado en esos temas. Este intervendrá el sistema familiar del joven afectado basándose básicamente en tres temas fundamentales: culpa, vergüenza y dolor.