Envejecimiento: el grave problema de los japoneses

En muchos países, aumentar el promedio de vida de las personas constituye un objetivo para el que se trabaja arduamente. Sin embargo, para la sociedad japonesa la longevidad se ha convertido en un gran desafío social, político y económico.

De 127 millones de personas que constituye la población total, un 13% sobrepasa la edad de 75 años y cerca de 70,000 de sus habitantes tienen más de 100 años, lo que representa el problema más serio que enfrentan las autoridades japonesas por el costo que tiene esto, no solamente a nivel de protección y seguridad social, sino también para el sistema productivo.

La disminución de la población en edad de trabajo productivo (15-64 años de edad), es el más grande desafío que enfrentan los japoneses, ya que amenaza su crecimiento económico reduciendo su capacidad para producir riqueza. Asimismo, plantea un problema de sostenibilidad, en el gasto que implica el mantenimiento de la población envejecida, que tiene mayores requerimientos en servicios de salud y de protección.

Otra situación que agrega el rápido proceso de envejecimiento de la sociedad japonesa es que puede afectar el nivel de vida de la ciudadanía.

Para el 2049, se estima que este país asiático reducirá su población de 127 a 97 millones, 30 millones menos de lo que tiene en la actualidad.

Oportunidad en la vejez Las medidas definidas en el 2016 por el gobierno japonés para enfrentar el envejecimiento dejan ver el lado humano con que miran este desafío que enfrentan.

La Oficina del Gabinete definió un “Plan de Compromiso Dinámico de Todos los Ciudadanos de Japón”, que implica asegurar que las personas puedan mantenerse de manera voluntaria vinculadas al sistema laboral garantizando un adecuado sistema de servicios.

Las autoridades gubernamentales japonesas le prestan especial atención a la promoción de una vida saludable mediante una atención médica enfocada en la prevención.

Asimismo decidieron que para ampliar el campo de actividades para las personas mayores, se apoyaría la autonomía de los hogares de personas mayores en términos de salud y economía proporcionando variedad de oportunidades de trabajo y aumento de sus ingresos generales, incluida la pensión.

Indican en su “Reporte Anual para Envejecientes” que para “hacer realidad los sueños de las personas mayores que desean trabajar y para asegurar el crecimiento de nuestro país que se enfrenta a la disminución de la población, es importante aumentar la tasa de empleo de los ancianos”.

Explican en este informe que se consideraría un paquete de medidas para apoyar y desarrollar un entorno para que las empresas que continúen empleando a personas mayores después de los 65 años o extiendan la jubilación obligatoria a los 65 años para que el empleo de las personas mayores sea adoptado más ampliamente y voluntariamente por las empresas.

El “Plan de Compromiso Dinámico de Todos los Ciudadanos de Japón”, que se formuló hace casi dos años, contempla el apoyo y la promoción del reempleo en este grupo de población.

En este plan se especifica que para envejecientes que abandonan el trabajo por un “despido por las circunstancias de un operador comercial” o al hecho de que “no son elegibles para el sistema de empleo continuo” de las personas mayores, los operadores comerciales están obligados a preparar y emitir un plan de apoyo para las actividades de búsqueda de empleo en el que se describan los elementos que contribuyen al reempleo, como su historial laboral y sus capacidades vocacionales, y las medidas de apoyo.

SIN TEMOR A PERDER LA JUVENTUD A la luz del progreso en el empleo de las personas de edad avanzada y para asegurar la red de seguridad durante el desempleo, las personas recién empleadas después de los 65 años estarán cubiertas por un seguro de empleo, explica el Plan.

Evaluando estas medidas, definidas por el Gobierno Japonés, no da temor perder la juventud en un país en que a pesar del desafío que implica el envejecimiento no descuida la calidad de vida que debe ofrecer a su pobladores y busca nichos laborales donde los envejecientes puedan seguir siendo útiles a su país desde un trabajo que pueden ejercer con dignidad.