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Formación docente en el Isfodosu

El rector del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, Julio Sánchez Maríñez, invita a los estudiantes a formar parte de la institución más exitosa en la formación de profesionales de la educación de los últimos años.

En los últimos años, el instituto registra una proporción de cinco solicitudes por cada cupo. ©Ricardo Hernández/Isfodosu

El Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (Isfodosu) abrió el ciclo de admisiones para las licenciaturas en Educación (2018). Estudiantes menores de 25 años con vocación para la docencia están invitados a solicitar su ingreso a través de la página de la institución.

Toda una campaña se ha organizado con estos fines. ¿Por qué? “Estamos buscando estudiantes con alto potencial y al mismo tiempo queremos mantener el principio de equidad en la selección”, explica el rector del Isfodosu, Julio Sánchez Maríñez.

Y también porque han aumentado los requisitos.

Desde 2013, siguiendo la Estrategia Nacional de Desarrollo y anticipando el Pacto por la Educación, la institución sistematizó las pruebas de admisión, dice el rector. “Muchas instituciones usan la Prueba de Orientación y Medición Académica (POMA) del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt) con fines diagnósticos nada más, pero en el instituto ya se usaba con fines de decidir admisión y a partir de 2013 las tomamos en cuenta como punto de corte para decidir si eres admitido o no”. Luego, a partir de la normativa 09-15 publicada en diciembre de 2015, se incorporó otra prueba con estándar internacional: la Prueba de Aptitud Académica (PAA) del College Board. “Esta prueba pone exigencias mayores para la entrada. Es una prueba más fuerte, probablemente por su estructura, y resulta más demandante para los estudiantes”. Y resulta que todos los estudiantes que deseen estudiar Educación, no importa en qué universidad, tienen que tomar el POMA y el PPA. Por eso la insistencia en avisar con tiempo a los estudiantes que deseen formar parte de la familia más exitosa en la formación de profesionales de la educación de los últimos años. “Las pruebas permiten que la entrada sea por mérito, no por padrinazgo y favoritismo o porque se solicitó más temprano. Eso se venía cumpliendo, se ha reforzado y no conozco de un estudiante que no haya entrado sin aprobar las pruebas”, comenta Sánchez Maríñez. A los estudiantes que quedan muy cerca de aprobar, la institución les ofrece un cuatrimestre de nivelación o propedéutico en el que se les refuerzan las debilidades que vienen del bachillerato. Al final del cuatrimestre, el estudiante toma nuevamente las pruebas y, si las pasa, entra a carrera. “De esa manera también cuidamos la equidad, dar la oportunidad a estudiantes que tienen la vocación pero que vienen con algunos baches y, por otro lado, respetamos la normativa”. Sánchez Maríñez explica que, aunque el proceso ha sido lento, cada vez reciben estudiantes con mejor potencial y esto se nota en los resultados de las pruebas. En los últimos años, el instituto registra una proporción de cinco solicitudes por cada cupo.

Tomar las pruebas a tiempo

El proceso de admisión en el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (Isfodosu) es continuo hasta octubre, pero se realizan puntos de corte. El año académico abre en septiembre, explica su rector, Julio Sánchez Maríñez. “Los cortes se hacen para no tener que aplicar pruebas masivas, que es un problema logístico. ¿Qué quiere decir un corte? Se llama a los estudiantes a tomar las pruebas, primero el POMA y días después el PAA, para que entren en septiembre, ya sea directamente a carrera o al propedéutico. La mantenemos continua hasta octubre porque si todavía hay estudiantes que en octubre pasan las pruebas, pueden entrar en enero junto con los que han aprobado el propedéutico directamente a carrera. Lo que no tenemos es propedéutico en enero”. El próximo corte para el POMA es el 27 de abril (los exámenes se aplicarán los días 8, 9 10 y 11 de mayo), mientras que la aplicación de la prueba PAA está pautada para el 6 de junio y el 4 de julio. Los recintos que lo requieran tendrán un tercer corte el 7 de junio.

Becas para todos

Las matrículas de los estudiantes del Isfodosu están exoneradas cien por ciento. Como son alumnos a tiempo completo, de lunes a viernes de 8:00 de la mañana a 4:30 de la tarde, reciben todo el apoyo posible. El 20 por ciento de los estudiantes tiene residencia, es decir, vive en los recintos, donde se les proporciona alojamiento y alimentación. Si no es residente, se les ofrece almuerzo y merienda y una vez al año reciben un equipo con útiles escolares. El estudiante solo paga créditos académicos si repite una asignatura, apunta el rector. “Es una manera de incentivar a que no repitan y de penalizar al que repita”. La beca tiene un valor de más de medio millón de pesos para la carrera completa, que suele durar un mínimo de tres años y medio y que la mayoría de los estudiantes completa a los cuatro. Para la residencia, suelen dar preferencia a los que viven en lugares muy remotos y solo se ofrece en los recintos ubicados en San Juan de la Maguana, San Pedro de Macorís y Licey al Medio (Santiago). En estos momentos, los seis recintos están siendo remodelados para dar paso a nuevas estructuras (bibliotecas, edificios de aula y oficinas) con miras a la meta presidencial de tener 20,000 estudiantes en las aulas bajo los nuevos programas para el año 2020. “A nosotros, al Isfodosu, junto a universidades aliadas, nos corresponde formar 12,000 estudiantes. Estamos deseosos por tenerlos, lo que no podemos es llegar a los 12,000 sin cumplir con los requisitos de entrada. Al día de hoy tenemos capacidad para entre cinco o seis mil estudiantes y cada año vamos incrementando la capacidad, que depende de dos cosas: del profesorado y de las instalaciones físicas, y en las dos estamos creciendo”, expresa Sánchez Maríñez. Una de las fortalezas de la institución es que la tasa de deserción es baja, lo que atribuyen a un ambiente familiar y de seguimiento enfocado solo a la formación de docentes y a que más del 50 por ciento del profesorado se dedica a tiempo completo a la formación de profesionales de la educación. ¿Cómo funciona en realidad el método que implementa el Isfodosu en la formación docente? ¿De qué forma intenta la institución recuperar el esplendor de las escuelas normales?

DE INTERÉS ¿Qué licenciaturas puedes estudiar en el Isfodosu? Educación Inicial, Educación Primaria Primer y Segundo Ciclos, Lengua y Literatura, Matemática, Biología y Ciencias Sociales orientadas a la Educación Secundaria y Educación Física. Los planes de estudios de estas carreras están alineados con las competencias establecidas en los perfiles de la Normativa para la Formación Docente 09-15 del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), explica el Isfodosu. Los seis recintos disponibles para los estudiantes son: Félix Evaristo Mejía y Eugenio María de Hostos en Santo Domingo, Juan Vicente Moscoso en San Pedro de Macorís, Urania Montás en San Juan, Emilio Prud´Homme en Santiago y Luis Napoleón Núñez Molina en Licey al Medio, también en Santiago. La solicitud se hace en línea en el portal de la academia: isfodosu.edu.do. Luego deben pasar a los recintos a entregar la documentación de rigor.

Taller de preparación

A partir de mayo, el Isfodosu ofrecerá talleres a los estudiantes que deseen prepararse para las pruebas. Serán entre siete u ocho y se impartirán los sábados, gratis, en los seis recintos de la academia. “Hemos descubierto que a muchos estudiantes les falta confianza y conocer cuál es la situación de prueba, sobre todo la PAA, que es una prueba a la que no estamos acostumbrados porque tiene tres secciones y se toma el tiempo. Ese tipo de situaciones no de común, vamos a hacer un llamado para que estudiantes que quieran venir, gratis”, informa el rector.