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VIVENCIAS. GALARDONADA CON EL PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO 2018

Doña Carmenchu: ejemplo del periodismo por vocación

El Día del Periodista encuentra a LISTÍN DIARIO con un Premio Nacional de Periodismo que descansa sobre los hombros de una mujer que nació para comunicar y enseñar. En ella se cumple la frase popular que reza que la disciplina, cuando se conjuga con el talento, hace al maestro.

El periodismo para la dama de la crónica social fue toda su vida. Carmenchu Brusiloff así lo confirma cuando se remonta a su primer acercamiento con el oficio que lleva en la sangre y en el pecho.

“Fue lo que vi desde que tengo memoria. Cuando era una niña recuerdo como a veces acompañaba a mi mamá -la escritora y periodista María Ugarte- a cubrir algunas actividades y en vacaciones del colegio me iba con ella al periódico a ayudarla a organizar las colaboraciones escolares de Máximo Avilés Blonda y otros. Ese fue mi mundo”, confiesa con el semblante cargado de remembranzas.

El origen de un amor que vive A pesar de la influencia en su ejemplo materno, como toda joven de su época se casó y se dedicó a su familia. Tras vivir dos años en Estados Unidos y un año en Argentina, regresa a Santo Domingo y empezó a traducir artículos de Washington Post y The New York Times para el periódico El Caribe.

“Ahí traduciendo le fui tomando el piso al idioma periodístico y me enamoré perdidamente. ¿Qué hice? Mi mamá dirigía el suplemento sabatino cultural, y un día le dije si podía escribir de moda de Santo Domingo, cosa insólita de aquella época, ella accedió y así comencé. Fue la primera columna fija de moda que hubo en un periódico dominicano”, relata con su voz enérgica.

Y con el mismo timbre describe cómo lo hizo. “Inicié con las hijas de mis amigas, esas eran mis modelos. Usábamos su propia ropa. Se hicieron muy buenos trabajos y, gracias a ello, el periódico me abrió las puertas para explorar otros temas y escribir de todo un poco. Esa puerta me abrió todo un mundo del cual vivo todavía sumergida, y me encanta”.

Al hablar de cómo reaccionó cuando le dijeron que había sido escogida como Premio Nacional de Periodismo 2018, afirma que estaba en un estado de shock. “No sentí ni alegría ni emoción, fueron nervios”. Y a la interrogante de qué sintió cuando los nervios fluyeron, dice con una sinceridad y espontaneidad características en ella: “Es que los nervios no han terminado, todavía sigo nerviosa, no me lo creo. Para el periodista es raro estar de este lado”.

“He hecho radio y televisión, pero nada como ser periodista” Así lo confiesa doña Carmenchu Brusiloff, quien hablando de sus vivencias dentro del periodismo asegura no tener favoritismo. “Todos los temas periodísticos me involucran y me apasionan. Me entusiasmo con todos como si fuera el primero”.

Escribió su primer artículo en septiembre de 1971, hace 46 años. Sin embargo, declara que nunca pensó que su carrera iba a tomar este giro. El curso de este oficio fue guiándola de un reto a otro. El primero la preparaba para dar un paso más. De lanzarse a escribir una columna de moda, estructuró el primer modelo de la sección Las Sociales y abrió campo a la crónica social dominicana.

“Todo me entusiasmaba y de todo aprendía. Desde un desfile de moda hasta una actividad en el Palacio Nacional. A veces iba a la casa de Oscar de la Renta a hablar con él sobre tendencias y sus diseños, y terminaba entrevistando también a un político, un disquero, un cineasta, a cualquier personaje que estuviese allí”, expresa como si se remontara al lugar otra vez.

Después se adentró en los temas de género. “En aquella época empezaba el movimiento feminista en el país, tenía contacto con un grupo de mujeres que profundizaban sobre el tema dentro de sus formaciones académicas y me empapé tanto que empecé a escribir sobre eso. Entrevisté a tantas mujeres que la cuenta me parece infinita. Fue como mi faceta en investigación de peso”.

Ante la pregunta de por cuál género o tópico se inclinó más durante sus años en el diarismo, no titubea en responder: “Mi tema favorito es el que llega de momento. Me apasiono con el que me toque. El que me nace, el que me involucre. Me vuelco de lleno en eso y cuando llega el otro me pasa el mismo proceso”.

Para atrás, pero tomando impulso Dicen que para atrás ni para tomar impulso. En el caso del Premio Nacional de Periodismo 2018, Carmen Brusiloff, no fue necesariamente así.

Después de haber incursionado en el periodismo en distintos medios nacionales de la época, y luego de ocupar un alto puesto en la comunicación empresarial, volvió a su pasión, el oficio que le hacía y la hace todavía estremecerse.

“Todo volvió con don Pepín Corripio que en 1981 funda el periódico Hoy. En ese momento estaba trabajando en Falconbrige en el área de comunicación, y estoy muy contenta allá, cuando de repente se me mete el gusanillo de querer hacer diarismo otra vez. No me pude contener, con mi familia en contra y sabiendo que los beneficios económicos iban a ser inferiores, fui donde Virgilio Alcántara, quien era el director, y le digo que quiero trabajar en el periódico recién fundado, y así fue. Creamos la sección que se llamaba Temas”.

Asegura que nunca se arrepintió de la decisión de tener un matrimonio indisoluble con el periodismo. “Para mí lo más importante era hacer lo que me gustaba, además tenía una sincronía tan buena con mi equipo de trabajo, era algo increíble. Desde el equipo de la sección, el director, los choferes, hasta los fotógrafos eran claves para mí”.

“Cuando entré al Listín Diario, don Rafael Herrera me dio la oportunidad de ser la editora de la sección Femenina y de viajes. De aquel tiempo, nunca olvido un sábado en la noche que llama Rubén de producción, y me dice que se borraron todos los trabajos de la sección que estaban hechos para el lunes. Imagínate, era fin de semana donde la mitad de mi equipo estaba libre. No obstante, al llamarlas esa noche, todas en la mañana del domingo a primera hora estaban aquí trabajando sus escritos otra vez. Cualquiera pudo inventar un cuento porque no era su culpa, pero la pasión era más grande que eso. Para mí significó mucho ese compromiso y ayuda unas con otras que se mantuvo siempre”, evoca con agrado.

Documentación y vivencias: sus dos armas letales Así como un soldado no va a la guerra sin armas, Carmenchu hace hincapié en que el periodista no puede hacer un trabajo sin documentarse y observar el hecho de primera mano.

Entre tantos reportajes de investigación, no olvida el que realizó sobre estudiantes pobres en las provincias. “Vi su realidad, compartí con ellos. Viví la noticia. Además investigaba en las entidades involucradas. No paraba hasta que no conseguía la profundidad”. Esa tenacidad por este trabajo periodístico le concedió en aquel momento el Premio de la Fundación Pellerano Alfau.

Entre otras vivencias, recuerda que con una sola pregunta a tres personajes hizo todo un reportaje a ocho columnas. “La pregunta era qué pides a los Santos Reyes. Los personajes fueron el presidente de aquella época Jorge Blanco, que lo conseguí por una sobrina; Juan Bosch, y Jacobo Majluta, que me lo consiguió Orlando Gil. Lo casual es que me respondieron por separado el mismo día los tres. Ni siquiera me lo creía. Fue algo irrepetible. No era empleada del Listín Diario todavía, era colaboradora. Se lo llevé listo a don Rafael y fue noticia principal al día siguiente.

Otra de las anécdotas que le vienen a su lúcida mente fue la que cataloga sin pensarlo mucho como la mejor entrevista que realizó en toda su vida. “Fue a don Víctor Espaillat, empresario santiaguero. Le decían el ‘Lenin de la clase empresarial’. Tenía ideas muy liberales y modernas”.

Justifica que fue la mejor entrevista porque antes de realizarla volvió a usar su receta mágica: se documentó. “Recuerdo que el subdirector del periódico me dio un libro del señor Espaillat para que tuviese una idea más clara, me lo leí casi entero. Además, me fui a Santiago a escuchar opiniones de él, a favor y en contra. Me pasé tres semanas para prepararme para esa entrevista. ¿El resultado? La mejor que siento que he hecho”.

El que se lleva de consejo... En su experiencia dice que el periodista de hoy debe de tener tres valores claves: primero amor por el oficio, “el que no tiene pasión por esto que se devuelva, porque es una carrera muy sacrificada que solo toma sentido cuando se tiene amor por ella”.

En segundo lugar, ética profesional y preparación, “hay que buscar la verdad y ser honrados. Si no lo tienes no vas para ningún lado. No le llegas a nadie. Nadie te lee y si te lee es dudando de tu mayor poder que es tu palabra y otra cosa es estar preparado. Lean hasta más no poder, noticias actualizadas; pero también novelas, poesías y cuentos para poder tener fluidez al escribir y un vocabulario rico”, concluye Brusiloff mientras celebra el día de la profesión que ama con la misma ilusión del primer día.

¿Qué mejorar del periodismo moderno? Entre las debilidades que resalta la veterana periodista es que los reporteros de hoy se están basando demasiado en la Web sin tirarse a las calles, y que muchas veces no van a la fuente de información directa.

“Cuando esto no sucede hay problemas de credibilidad, que es el mayor intangible de un periodista. La facilidad que da Internet de encontrar contenido y de comunicarte por ahí, está haciendo a esta generación emergente un poco haragana. Es más fácil encontrarlo todo frente a un escritorio que salir a las calles, pero allí es que está la noticia. Yo pude entrevistar a Balaguer en un coctel en las Fuerzas Armadas y al que fue elegido luego presidente de México en otra actividad social”, sostiene firme.

Doña Carmenchu puntualiza que hay que estar al día, desarrollar un sexto sentido y percibir lo que hay en el ambiente. Se pregunta y deja los signos de interrogación abiertos para llegar a la reflexión ¿Existe ese afán de conseguir la exclusividad hoy como antes?

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