El país de las mujeres

El friito que viene del norte ha rejuvenecido a mi factótum, con energías renovadas y una sonrisa de oreja a oreja, afana por toda la casa, sin que se le escape nada. Me tiene arrinconada, víctima de su afán de limpieza, ¡ya no me atrevo a andar sino en puntas de pies! Cuando me sirvió el desayuno, le comenté sobre el Día de la Mujer. Me miró por debajo de los espejuelos, ¡señal de censura! Luego me comentó que todos los días son de la mujer, porque dice mi cocinera color chocolate, sin nosotras, este país no funcionaría. Medité sobre esa gran verdad y llegué a la conclusión de que este es el país de las mujeres. El gran fallo ha sido en la educación del género masculino, la mujer se ha liberado, sus conquistas llegan más allá de lo nunca imaginado, sobre todo en materia de libertad. Lamentablemente seguimos criando a los varones del modo tradicional. La esperanza estriba en que la nueva generación corrija el grave error. Emma y sus congéneres han tomado las riendas de sus vidas desde hace mucho y demuestran cada día por qué el día de la mujer es permanente en este terruño de nuestros amores. Solo falta que el género masculino haga una reverencia y se rinda ante las reinas del país.