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EMBARAZO PRECOZ

De la niñez a la maternidad de un solo golpe

Un cambio total en su vida, estatus social y la forma en como es vista por sus iguales y tratada por sus familiares, son parte de las transformaciones por las que pasan estas niñas embarazadas.

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Estefany Rodríguez VierSanto Domingo

La edad apropiada para saltar y crecer se da entre los nueve y los 14 años. Sin embargo, algunas niñas pasan de jugar con muñecas a lidiar con un ser humano indefenso: un bebé. Esto es lo que puede suceder cuando se pasa de golpe de la niñez a la maternidad.

Más allá del cambio que experimenta una preadolescente o adolescente en su vida luego de un embarazo precoz, y de cómo lo asuma su familia, es necesario tener en cuenta de qué manera esta joven quedó embarazada, si se produjo mediante algún tipo de violación, ya sea por abuso o inducción, ya que es un factor determinante en el aspecto psicológico.

Según el artículo 331 del Código Penal Dominicano modificado por la ley 24-97, se constituye una violación todo acto de penetración sexual, de cualquier naturaleza que sea, cometido contra una persona mediante violencia, constreñimiento, amenaza o sorpresa. Este hecho será castigado con la pena de 10 a 15 años de reclusión y multa de 100 a 200 mil pesos.

Agrega que será igualmente penada con el mismo escarmiento cuando sea cometida contra un niño, una niña o un adolescente producto de una amenaza, de un arma, por dos o más autores o cómplices, ascendiente legítimo, natural o adoptivo de la víctima, por una persona que tiene autoridad sobre ella, o por una persona que ha abusado de la autoridad que le confieren sus funciones.

Sin embargo, María Alejandra Correa Oliveira, psicóloga clínica, indica que en la situación particular de los preadolescentes, la violación suele presentarse por inducción, siendo manipulados o seducidos por un mayor. En algunos casos los menores se ven involucrados en actos sexuales para los cuales, se presume, no poseen los criterios suficientes para discernir si es conveniente o no hacerlo.

“Representa un cambio total en su vida y estatus social la forma como es vista por sus iguales y tratada por sus familiares. Implica también una transición forzada desde la niñez hacia la adultez, lo que no quiere decir que el tener un hijo las haga madurar. Esta situación irremediablemente repercutirá en la crianza del niño”.

Cambios Arboleda, también profesor de Sociología en la UASD, resalta que deben implementarse cambios en diferentes aspectos de esta problemática. En términos colectivos, se requiere un serio cambio cultural, que permita enfocar la sexualidad desde un punto de vista más consciente. Esto exige un trabajo largo y constante desde el Estado.

Así como también, las instituciones educativas tienen un rol fundamental en dotar a las niñas y a los niños de herramientas para evitar ser victimizados, incluyendo educación sexual oportuna y creando redes de protección desde los departamentos de Orientación y Psicología.

Las familias tienen también que hacer lo suyo. Lo que sucede a lo interno familiar puede impulsar la ocurrencia de estos hechos. “A diferencia de otras personas no atribuyo este problema únicamente a la familia, pero es indudable que hay una responsabilidad familiar. Existen elevados niveles de violencia y muchas niñas son casi esclavas domésticas, todo esto es un aliciente para buscar salidas del hogar”.

En un marco más amplio, precisa, es impostergable establecer mecanismos legales que permitan el aborto en estos casos. De no ser así, deben crearse mecanismos de adopción y apoyo.

Familia El núcleo familiar juega un papel determinante, partiendo de la educación con el fin de poder evitar esta situación.

Una vez que ya ha ocurrido puede adoptar diferentes actitudes, brindar apoyo o cerrarle las puertas a esta niña.

En el caso de que el embarazo se produjera por una actitud irresponsable frente a las relaciones sexuales, o que sea producto de violación o abuso por parte de un adulto es esencial que la joven comprenda las responsabilidades a las que se enfrentará, pero también que cuente con el apoyo de sus allegados, externa Correa Oliveira.

Afirma que en algunos casos los padres tienden a recriminar y ser castigadores. Aparte de que la falta de apoyo puede llevar a estas niñas a profundas depresiones, con sentimientos de desesperanza, abandono y baja autoestima que son perjudiciales tanto para ella como para el niño. De ahí que, algunas veces terminan en suicidio, o maltratos severos al bebé.

Sociedad Mientras que Joel Arboleda, sociólogo, explica que la sociedad y el núcleo familiar, en muchas ocasiones, se concentran en sancionar y señalar a esta niña como la culpable de su situación.

Comenta que en el aspecto social el impacto de un embarazo a esta edad puede ser devastador en la medida en que reaccione la familia, puesto que la menor es dependiente de esta. Por tal razón, dicha realidad produce un quiebre familiar, ya que se considera que las madres (futuras abuelas) han fallado en su más importante rol, que es el de proteger y criar a sus hijos. De su lado, los padres sienten que han sido ofendidos por la conducta de la niña.

“Pienso que en muchos casos se entiende que una vez embarazada la niña pasa a ser responsabilidad de quien la embarazó, de este modo el hogar se libera de una carga más. Quiero insistir en que esto no necesariamente es una conducta consciente”. Añade que en este tenor, la niña se ve expuesta a estigmas sociales y rechazos en la escuela y en el sector, aunque de manera formal se prohíbe excluir a estas menores de los centros educativos, donde pueden ser víctimas de ‘bullying’.

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