ACLARANDO DUDAS

¿Es él o ella la indicada?

En la vida a los seres humanos se les enseña ciencias, cómo elegir una carrera, cómo evaluar si un trabajo conviene o no. Pocas veces se instruye sobre qué ver a la hora de escoger un compañero o compañera. No es deshojando flores que debemos determinar si es el indicado o no es el indicado. Como cuando niños, desprendiendo los pétalos de una margarita y preguntando: me quiere, no me quiere. Y lo más triste es que hay “adultos” que continúan tomando las decisiones importantes de su vida sin la debida orientación al respecto.

Mayra Pichardo, psicóloga y terapeuta familiar, lo expresa tajantemente: “Para tomar decisiones sobre asuntos superficiales, como sería la compra de un teléfono inteligente, buscamos la asesoría de personas con altos conocimientos tecnológicos e incluso buscamos varias opiniones. Sin embargo, para la elección de pareja, que es una decisión trascendental, y que se supone sea para toda la vida, no buscamos la más mínima información ni asesoría, damos saltos al vacío, que terminarán por hacer añicos nuestro corazón”.

Aunque tal vez nunca se llega a conocer a una persona completamente, no menos cierto que los estudiosos del comportamiento humano han encontrado unas pautas puntuales para tomar en consideración al momento de decidir la persona adecuada con la que compartiremos nuestra vida, resalta Pichardo.

¿Qué hago si ya creo que lo encontré? Si ya se produjo la atracción, lo próximo es iniciar la comunicación tendente a conocerse mutuamente. Es el momento de mantener muy abierto los oídos y el cerebro y bien cerrada la boca.

Plantear temas que nos permitan ir elaborando el perfil de la persona que estamos conociendo y determinar si se ajusta a la persona que andamos buscando.

Las preguntas claves que debemos plantearnos son las siguientes: ¿Sé yo amar? ¿A quién quiero tener a mi lado por el resto de mi vida? ¿Qué ofrezco yo? ¿Qué estoy dispuesto a dar, a ceder a negociar?

“Para respondernos estas preguntas debemos tener la edad y la madurez suficientes para entrar en una relación de pareja”, indica la experta.

Condiciones ideales Los adolescentes comienzan una relación a muy temprana edad, desconociendo que el noviazgo es la antesala del matrimonio. Se supone que cuando elegimos el novio o la novia, elegimos a un posible o un quizás.

Así que la edad ideal para elegir una posible pareja es cuando estén las condiciones propicias para que transcurrido el tiempo correcto, no deban ser más de dos años. Tiempo suficiente si se han dedicado a hablar y conocerse. Así mismo, las condiciones económicas es un factor de peso y que se debe considerar a la hora de elegir a una posible pareja. Pues iniciar una vida en común con carencias y mayores expectativas sin fundamento es una fórmula perfecta al fracaso. El tiempo de noviazgo debe ser invertido, básicamente, en conocerse, en hablar y analizar el proyecto de vida individual y de pareja y las expectativas que cada uno tiene; con las cartas sobre la mesa, sin asumir, sin dar por hecho, porque pensar con cabeza ajena casi siempre nos lleva a conclusiones equivocadas. El viejo adagio que dice que en el camino se apareja la carga, no funciona en el noviazgo. Lo que no se resuelve durante este tiempo, se complicará en el matrimonio, pues este va añadir tensiones propias con las que habrán de lidiar. En resumen, el perfil ideal debe elaborarlo cada persona teniendo en cuenta qué cualidades esenciales, esas que no se negocian, está buscando y cuáles cualidades no esenciales, las que podemos negociar sin dañarnos a nosotros mismos. Es buscar quien edifique la relación y te hace ser mejor persona.

¿Qué características debe tener la persona que elijamos?

Aspecto físico: que te guste esa persona es muy importante, pero cuidadito que este cambia con los años y muchas veces nos da prejuicios y predispone, y terminamos haciendo malas elecciones. Nivel de afinidad o compatibilidad: en lo espiritual, emocional, en los hábitos de convivencia, modales, en lo cultural, educacional, académico, profesional, en valores morales, en los gustos y sentido de la diversión. Madurez emocional: capacidad de entrega y compromiso, fidelidad, integridad, de apoyo mutuo y respeto. Cuidado con los celos, nunca han sido indicadores de amor y nunca lo serán. Ciertos controles y límites aplican. Capacidad para comunicar sus temores, lo que siente, lo que piensa, lo cree. Buen sentido del humor, capacidad para reír y abrazar. Sentido de la felicidad Abierta al crecimiento personal, emocional y espiritual. Estabilidad económica y/o medios de generar ingresos. Nivel de pro actividad Proyecto de vida personal y de pareja Opinión familiar y de amigos, sin llegar al punto de la dependencia, pero en multitud de consejeros hay sabiduría, como dice la Biblia.