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HÁBITOS LECTORES

¿Leer más? Este año sí...

A quienes leen por gusto, por placer les agradará esta reflexión del pedagogo español Jorge Larrosa publicada en La experiencia de la lectura (2011).

Asegura el profesor que se lee porque sí, por leer: “Aunque leamos para esto o para lo otro, aunque nos vayamos inventando motivos, utilidades u obligaciones, leer es sin por qué. Algún día empezó, y luego sigue. Como la vida”.

Pero si ese querer se ha ‘frizado’ y se mantiene todos los años en la lista de las metas a cumplir, ¿cómo recuperarlo? ¿Cómo hacerlo realidad? Tal vez te hace falta retornar a ese amor primero que te motivaba a leer por placer, como disfrute estético o por necesidad emocional.

Y esto solo se consigue asumiéndolo como una costumbre.

En Hábitos lectores y animación a la lectura (2001), el doctor en Filología Hispánica y catedrático español Pedro C. Cerrillo señala que para desarrollar hábitos lectores es necesario asumir que, “aunque se sepa leer, no se es lector hasta que no se adquiere el hábito de la lectura”.

“Las personas no llegan a ser lectores de modo automático; los lectores, por tanto, se hacen, mediante la práctica de una actividad (la lectura), a la que acceden tras el aprendizaje de unos mecanismos (los lecto-escritores) que sí tienen un principio y un final”. Varios minutos al día son suficientes para empezar.

De acuerdo con los autores de Libros, lectores y mediadores. La formación de los hábitos lectores como proceso de aprendizaje, para que la expresión “el placer de leer” siga teniendo valor, sobre todo cuando la lectura es de textos literarios, esa lectura debe ser “activa, creativa y habitual”; y para llegar a ella “hay que recorrer un largo camino en el que son necesarios el rigor, la soledad, la disciplina y la constancia”. (Cerrillo, Larrañaga y Yubero, 2002).

¿Poco tiempo disponible para la lectura? ¿Mucho trabajo? ¿Demasiado estrés emocional debido a la avalancha de informaciones y la interacción en las redes sociales? ¿Pocos textos de interés? Si has decidido asumir el hábito nuevamente, entonces no hay excusas que valgan.

Inspírate en cualquiera de estas recomendaciones para recuperar poco a poco la pasión por la lectura periódica y con fines puramente estéticos.

AFICIÓNATE OTRA VEZ

¿Sientes que has perdido el interés por la lectura porque no encuentras textos que te atrapen y ya te has leído todos los clásicos? Apuéstale a los escritores contemporáneos. “Para hacer lectores existe un camino que pasa por cultivar la afición”, dice Luis Arizaleta (La lectura, ¿afición o hábito?, Anaya, 2014).

Piensa en los géneros y tipos de lectura que te gustan así no los haya consumido mucho y repasa, en una búsqueda sin prejuicios, los anaqueles de las librerías: novelas románticas, de terror, de aventura, de misterio; poesía amorosa, dramática, erótica; relatos fantásticos, cuentos breves; ensayos... Lee los resúmenes y ubica otros libros de los autores que te gustan o que acabas de conocer.

Algunas librerías te permiten hojearlos y hasta leerlos en sus locales. Si aún no te decides, auxíliate con las antologías actualizadas; estas te darán una visión amplia de lo que se está produciendo local o internacionalmente y te acercarán a escritores desconocidos que posiblemente luego te impresionarán.

Una buena opción para conocer nuevos autores o nuevas obras es echar un vistazo a los ganadores y finalistas de los premios literarios (famosos o no) y asistir a festivales de lectura. ¿Recomendación? Si de manera especial buscas un autor que te atrape desde las primeras líneas, cuyas historias entremezclan de manera magistral la ficción, la realidad, la historia y las experiencias personales, decídete por el chileno Roberto Bolaño (1953- 2003). Es el autor de las novelas Los detectives salvajes, Amuleto, 2666 y muchos otros textos de antología entre los lectores más exigentes.

PRUEBA OTROS FORMATOS

La diseñadora gráfica Arlenys Stefani le debe mucho al formato digital la recuperación de sus hábitos lectores. Amante de las novelas románticas modernas, prefiere leer los textos en PDF en la pantalla del computador o tableta porque dice que puede ampliar el tamaño de las letras, adecuar el recuadro del texto como mejor le resulte a su vista y sacarle ventaja a la iluminación permanente de estos aparatos electrónicos.

“Tengo problemas en la vista y me cansaba muchísimo leer los libros impresos. Entonces comencé a leer un libro corto en la pantalla, no me dio ningún problema y por ahí he seguido sin parar”. Stefani asegura que lee para desestresarse, para desconectarse del día a día. Ante los resultados, el formato es lo de menos.

Al margen de los debates que genera el tema, las nuevas tecnologías van cambiando gradualmente los hábitos de lectura y, como insinúa en un artículo Javier Celaya, negarlo es una pérdida de tiempo: “Mientras algunos lectores preferirán leer un libro en papel en el metro o en casa, otros llevarán su e-book al tren para disfrutar de una novela (…) Aunque los libros en papel nunca desaparecerán, en pocos años las librerías, bibliotecas y editoriales nos ofrecerán todo su catálogo de libros en formato digital” (Nuevas formas de lectura en la era digital, varios autores, 2010).

ESPECIALÍZATE

La catedrática de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Altagracia Pou, suele decir que dado que es imposible leerse todos los libros que se han producido y que se producen todo el tiempo, por mucho interés lector que exista, una buena opción para no perder el hábito de la lectura es especializarse en un autor, una temática o un género. Ella, por ejemplo, se decidió por Carlos Fuentes.

La especialización, explica la profesora, motiva la investigación temática y constante en los lectores y especialmente en los profesionales y maestros del área de literatura, quienes por rigor hacen de la lectura una actividad no solo estética, sino académica.

Una de las ventajas de asumir la sugerencia de Pou es que dejas de preocuparte por la cantidad de textos a leer y te concentras en la calidad y el contenido.

Como escribió el poeta y ensayista Juan Domingo Arguelles en el prólogo de la primera edición de su celebrado ensayo ¿Qué leen los que no leen? El poder inmaterial de la lectura, la tradición literaria y el hábito de leer (Paidós, 2003), “leer para acumular lecturas puede conducirnos perfectamente al hastío y a la esterilidad. En cambio, leer algunos libros que realmente enriquezcan nuestra existencia puede aportarle a la acción de leer una dimensión infinitamente superior que la de la erudición disciplinada y muchas veces dictada por la malhumorada obligación”.

¿Necesitas más inspiración? Mira lo que dice el ensayista y narrador mexicano Juan Coronado sobre la lectura en Para leerte mejor (Limusa, 2005): “La literatura está hecha de palabras. Las palabras conjuran, evocan, es decir, hacen nacer las imágenes. Y las imágenes nos acarician todos esos rincones internos que hemos dejado morir sin darnos cuenta. Con la literatura florece nuestro interior marchito. Ese interior que algunos llaman alma y otros espíritu; eso que no se ve ni se toca pero que palpita siempre”.