PROBLEMÁTICA
“La mayoría de las mujeres no es consciente del proceso de violencia”
Yanira Lara, directora ejecutiva del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM), y Wilmara Vásquez, coordinadora de proyectos de la misma institución, han cerrado un año de mucho trabajo, con logros y al mismo tiempo retos en el camino.
Y es que el tema que les toca de cerca ha estado de boca en boca y cubriendo las páginas y editoriales de los medios de comunicación: la violencia de género e intrafamiliar. Una situación que ha llegado al extremo, tanto como para disparar muchas alertas y llamar a la acción de una sociedad que antes daba la espalda a esta situación.
Según las estadísticas de la Procuraduría General el 2016 cerró con aproximadamente 100 mujeres fallecidas a causa de la violencia de pareja, y según los medios de comunicación se estima que la cifra pueda ser mayor este año. ¿Qué está pasando que estos números siguen en aumento? YL. Hemos visto que en nuestro país es un factor de riesgo elevado cuando una mujer decide separarse de su pareja. La mayoría de los feminicidios ocurren porque el agresor no acepta la separación. Consideramos que es muy importante que cuando una mujer denuncie, y esté separada de su agresor, este elemento debe ser tomado en cuenta como un factor de alto riesgo.
El hombre machista piensa que la mujer es un objeto de su propiedad, además, la ira y la falta de control de los impulsos aumenta las posibilidades de ser asesinada. Sin duda, hace falta la implementación integral de políticas públicas que permitan salvaguardar las vidas de las mujeres y sus hijos.
¿Cuáles son las principales causas por las cuales las mujeres llegan a las consultas del PACAM? YL. Las mueve la violencia ejercida por su pareja o expareja. Reconocen las diferentes formas de violencia que sufren, como son la psicológica, física, sexual, económica y patrimonial. Así como el acoso moral cuando deciden abandonarlos: las desacreditan frente a los hijos, en la familia de ambos, amistades y en el ámbito laboral, si ella trabaja.
Temen que sus exparejas cumplan las amenazas de quitarles los hijos y que intenten hacerles mayor daño. Temen por sus vidas. Muchas presentan una sintomatología como el estrés postraumático, ansiedad, depresión, dificultades para dormir, pesadillas, entre otras.
¿Podrían hablarnos sobre las señales que nos indican que una mujer corre peligro en una relación de pareja? YL. Por supuesto. Estamos hablando de los celos, la posesividad, el aislamiento. Por lo general, esta mujer vive lejos de su familia, no tiene red social, ni laboral. Debe tomar en cuenta la intensidad y la frecuencia de la violencia, el historial de violencia, si su pareja amenaza de muerte o de suicidarse.
Además, si porta armas, si ha tenido problemas con la justicia, consumo de drogas o alcohol (factores desencadenantes, no la causa).
El PACAM desarrolla un programa de ayuda a mujeres víctimas de violencia de género en conjunto con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
¿En qué consiste? WV. El proyecto ‘‘Fortalecimiento del sistema nacional de justicia dominicano para la intervención eficaz en casos de violencia intrafamiliar y de género’’ es una iniciativa que implementa PACAM con el apoyo de USAID, y que ha impactado a 2,422 personas desde el año 2016. Tiene como objetivo fortalecer las capacidades del Sistema Nacional de Justicia para dar respuesta coordinada a los casos de violencia de género e intrafamiliar, a través de la capacitación especializada de sus operadores.
Entre las acciones del proyecto destacamos: el programa de atención psicológica especializada y gratuita para mujeres víctimas de violencia de género e intrafamiliar, que a la fecha ha recibido 660 mujeres. Se trata de un programa de 22 o más sesiones por cada mujer, que busca mejorar la estabilidad emocional de ellas y sus hijos, hayan o no iniciado procesos penales contra sus agresores. Este acompañamiento psicológico está disponible en PACAM y en las Casas Comunitarias de Justicia (CCJ) ubicadas en La Ciénaga, Las Caobas, La Joya, Cienfuegos, La Vega, San Francisco de Macorís y Mao.
De igual manera, el proyecto implementó capacitaciones especializadas para operadores de justicia. 118 fiscales que laboran en las Unidades Integrales de Atención a La Violencia de Género, Intrafamiliar y Delitos Sexuales y fiscalías aledañas a las CCJ fueron capacitados a través de un diplomado especializado
¿A qué se debe que las mujeres desistan de continuar con sus tratamientos de terapia y no logren romper con el círculo de la violencia? YL. Una de las fases del círculo de la violencia es la reconciliación o luna de miel donde el agresor le pide perdón y promete que no volverá a repetirse. Ella le cree, lo perdona y le da otra oportunidad.
Entonces el ciclo se activa de nuevo y regresa la tensión y la fase del estallido violento. La mujer queda atrapada por muchos años en este círculo.
La fase de arrepentimiento del agresor puede ser un período de calma, de promesas, pero es transitorio.
En la fase de luna de miel es cuando aparece la idealización, lo percibe buen padre, tranquilo, amable y cariñoso. Además, la mayoría de las mujeres no es consciente del proceso de violencia en el que se encuentra; es lo que conocemos como victimización.
¿Perciben ustedes un interés mayor de la sociedad dominicana por resolver esta situación? o ¿todavía nos falta mucho por hacer desde el punto de vista institucional? WV. Evidentemente existe un interés en la sociedad dominicana de que se elimine la violencia y los feminicidios ejecutados hacia las mujeres. Urge que el sistema educativo nacional se integre e incorpore en su agenda formativa la solución de conflictos no violentos, cómo construir la tolerancia entre los hombres y las mujeres, y superar la discriminación hacia las niñas y las adolescentes.
¿Cómo pueden los padres y madres aportar su granito de arena a la hora de criar a las nuevas generaciones, esperando lograr la reducción de los índices de la violencia de género? YL. No reproduciendo los estereotipos de género que asignan al hombre una virilidad agresiva, dominante y controladora, y en las mujeres un rol sumiso, débil, aceptando la violencia como parte de la convivencia familiar. Nuestra prioridad es concienciar a las familias para que no normalicen y justifiquen la violencia.