Relaciones
Cómo lidiar con los retos y los cambios personales
Es posible que algunos seres humanos sean sorprendidos por funciones donde puedan tomar decisiones influyentes en la vida de otros, pero emocional y psicológicamente no están preparados para lidiar con tales responsabilidades.
Los seres humanos vivimos circunstancias irrepetibles. El entorno de cada persona cambia con el paso del tiempo. Si la actividad que realizamos cambia, lo más seguro es que nuestra predisposición también, debido al poco tiempo con el que contamos. Si antes veíamos a nuestros amigos todas las semanas, ahora solo los podremos ver una vez al mes y esto no quiere decir que los humos se nos están subiendo a la cabeza.
Los cambios que vive una persona, sobre todo cuando se relacionan a un avance o ascenso que varía sus niveles de compromiso y su estatus, pueden influenciar su conducta frente a los demás.
La personalidad puede ser, en ocasiones, vulnerable a estos cambios, que pueden transformar a una persona sociable, accesible, humilde y comunicativa, en alguien que proyecte ser inalcanzable, distante, frío, prepotente y altanero en muchos casos; incluso con familiares y amigos de largo tiempo de conocidos.
Es posible que algunos seres humanos sean sorprendidos por funciones en las que puedan manejar mucho poder adquisitivo y tomar decisiones influyentes en la vida de otros. Algunos tienen la formación académica, sin embargo, emocional y psicológicamente no están preparados para lidiar con tales responsabilidades.
Esta situación puede llevar a muchos a no saber cómo manejar sus relaciones con el grado de poder que adquieren, y prefieren mantenerse alejados de quienes pueden revelar su origen a fin de sostener una falsa imagen.
El ego, que es la ausencia de la humildad, trae por medio del éxito de cualquier ámbito la elevación de este.
Pero esta puede ser una arma de dos filos porque puede llevarte a la ruina y a perder relaciones importantes en la vida.
El éxito sin humildad trae grandes aplausos, pero ese exceso puede provocar miedo e inseguridades a exponerse a sus relaciones de origen, de las cuales algunos pueden hasta sentir verguenza.
Cuando encontramos personas que, como consecuencia de su formación, valores y personalidad, no saben lidiar con el éxito, la posición o cargo que pueden ocupar en la sociedad o en una empresa, debemos asumir una actitud de humildad ante todo, mas no de aceptar humillaciones.
Es muy poco probable que esta persona reconozca o identifique que ha cambiado su forma de comportarse y sería cuesta arriba tratar de cambiarla.
Sin embargo, podemos encontrar la oportunidad de hacerle sentir a esa persona que notamos la diferencia en su manera de proceder y relacionarse con los demás, y que la imagen que proyecta es de que se le subieron los humos a la cabeza.
Si se trata de alguien cercano, podemos poner nuestras reglas claras en la comunicación y la relación con esta persona, dentro del marco del respeto en ambas direcciones.