La Vida

TRIBUNA ABIERTA] EXPERIENCIA

Historia verídica en el Mes del Cáncer

La historia que les cuento es verdadera y comenzó como lo que parecía ser una rutina más de trabajo. Ese día fuimos llamados por el equipo de la emergencia del hospital para evaluar a una paciente joven, en la cuarta época de la vida que se presentó a la emergencia por un fuerte dolor de cabeza acompañado de náuseas, vómitos y visión empañada. Al acudir a la emergencia lo primero que nos llamó la atención fue la obesidad mórbida de la paciente concomitante con un rostro juvenil, marcadamente tocada por el malestar general.

Entre un vómito y otro logramos obtener una historia clínica en la que sobresale el interés de la paciente de señalar que “ella era una paciente sana y que nunca había estado enferma” efectivamente, niega antecedentes médicos importantes, no diabetes, no alergias, no cirugías mayores.

Evaluado el caso, la tomografía axial computarizada de cerebro mostró una hidrocefalia importante causada por un voluminoso tumor en la fosa posterior del cerebro que comprimía y obstruía el sistema de circulación del líquido cefalorraquídeo.

Al día siguiente en las primeras horas de la mañana la paciente fue llevada al quirófano y allí le implanté una derivación ventrículo peritoneal (instalación de un dispositivo especial que es la válvula para hidrocefalia) que permitiría el drenaje del líquido desde el cerebro hasta el abdomen disminuyendo así la presión intracraneal. El abordaje abdominal fue muy laborioso a causa de la obesidad de la paciente.

A las 24 horas de la intervención nos llamó la atención la enorme capacidad de recuperación de la señora, una ausencia total de sintomatología, un buen ánimo contaminante propio de las personas de sus características físicas. Ya estaba ambulando sin dolor de cabeza y prácticamente asintomática.

En este momento cumplimos con el deber de informarle minuciosamente que tenía un tumor en el cerebelo y que el mismo debía ser extirpado. Reafirmamos su historial clínico, le informamos las diferentes posibilidades de abordar su lesión. Efectivamente, ella me confirma que había sido hasta ese momento una persona sana. Me muestra con una rapidez y una candidez increíble una cicatriz pequeña en su mama izquierda diciéndome “doctor yo soy una mujer completamente sana y mire lo bien que cicatrizo”, en ese momento me mostró su pequeña cicatriz en el seno izquierdo diciéndome que había sido sometida a una biopsia de mama y que todo había quedado perfectamente bien, la prueba era que esa cicatriz casi no se veía.

Varios días después sometimos a nuestra paciente a una cirugía mayor con el fin de extirparle su tumor de cerebelo. La intervención fue laboriosa, pues la lesión era grande, hemorrágica, y de localización de difícil acceso. Después de 4 horas de microcirugía logramos extirparla en su totalidad.

Una vez más nos sorprende la capacidad de recuperación y el buen ánimo de nuestra paciente que en 24 horas está completamente recuperada y caminando en los pasillos, dada de alta pocos días después en excelentes condiciones.

Vuelve a la consulta en 15 días, esta vez para el retiro de los puntos. Sorpresa fue al consultar el resultado de la anatomía patológica, que es contundente y desgarrador: ¡metástasis de cáncer de mama!

Ante la sorpresa de todo el equipo reinterrogamos a nuestra paciente amiga sobre el hecho de que ella nos había informado de que en la biopsia de mama todo había quedado bien. Ella contesta “sí mi doctor”, me vuelve a enseñar la cicatriz y me dice “mire lo lindo que está eso, eso está perfecto, yo no tengo nada, yo soy una mujer sana”. Difícil cómo las cosas más difíciles que he tenido que hacer en esta profesión fue comunicarle que lo que habíamos extraído de su cerebro: era una metástasis de cáncer de mama.

Ante tales circunstancias no nos quedó otro recurso que buscar la biopsia de esa pequeña lesión que ella se había extirpado en el seno hacía siete meses y a la cual nunca había querido ir a buscar porque su cicatriz le decía que todo había quedado bien.

Efectivamente mi paciente, a quien había salvado de las garras de la muerte por un tumor cerebral tenía un cáncer de la mama izquierda que no había sido tratado de manera adecuada, diagnosticado desde hacía siete meses, pero ignorado e inexplicablemente no seguido hasta ese momento.

Decidí enviarla al equipo de oncología correspondiente para que se beneficiara de las ventajas de la quimio y radioterapia modernas que sabemos que combaten de una manera eficaz esta enfermedad.

Les puedo confesar que durante meses he quedado reflexionando sobre todo lo que pasó en este caso.

Varias interrogantes me llegan a la mente:

ï ¿Había hecho mi paciente una negación hacia el diagnóstico real y por eso nunca se interesó en buscar el resultado de la biopsia?

ï ¿Había incurrido el cirujano en el error fatal de no constatar el resultado de la anatomía patológica de la biopsia en la espera de la llegada de la paciente que nunca llegó a consulta?

ï ¿Se estaba mi paciente escondiendo en una cicatrización perfecta para negar algún tipo de noticia desgarradora?

Este caso nos dejará pensar durante el resto de nuestra vida sobre las cosas que pasan sin tener ningún sentido, ni explicación lógica.

La enseñanza es que debemos estar pendientes de los resultados de nuestras biopsias, nuestros estudios y procedimientos aunque todo “parezca estar bien”.

Dr. Pedro Pablo Díaz Médico neurocirujano

Para comunicarse con el autor ppdiazvasquez@hotmail.com

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