La poesía

No hay cosa más hermosa que sentir bonito y poderlo expresar de la forma que queramos o podamos: con palabras, con gestos, con miradas, con canciones, con acciones, pero sobre todo con poesía. Aunque un poco en desuso, ser la musa de un verso, e inspirar al poeta, es un honor que se queda con nosotros de por vida. Cuando Agustín Lara escribió “María Bonita” para el amor de su vida, María Félix, una historia quedó plasmada en líneas y pentagramas que eternizaron a esa mujer, que además de bella, sembró a México de gloria. Y lo interesante de todo esto es que no se hace poesía para buscar luz, sino que se ilumina nuestro entorno con el reflejo de nuestro yo expresado en puro sentimiento y armonía, cuando hacemos poesía.

Me encanta la poesía, pero mucho más me encanta la rima, que hace cantarina la expresión y soñadora la cantata. Me encanta la poesía, pero sobre todo la oportunidad que nos da de identificar emociones y verbalizar nuestros afectos.

Sí, porque la poesía nos permite cantar no solo al amor, sino también a todo sentimiento que al brotar de nuestro corazón, nos convierte en humanos.

He aquí para nuestro deleite, un fragmento de la bellísima “Gratia Plena” de Amado Nervo:

“Todo en ella encantaba, todo en ella atraía:

su mirada, su gesto, su sonrisa, su andarÖ

El ingenio de Francia de su boca fluía.

Era llena de gracia, como el Avemaría;

¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!”

¡Cuánto, cuánto la quise! Por diez años fue mía;

¡Pero flores tan bellas nunca pueden durar!

Era llena de gracia como el Avemaría;

y a la Fuente de gracia de donde procedía,

se volvióÖ como gota que se vuelve a la mar!