?SOCIEDAD
“La escuela es para aprender a convivir, a ser feliz”
El padre Leonel Narváez Gómez, presidente de la Fundación para la Reconciliación de Colombia, reflexiona sobre la cultura de la paz ante la violencia en América Latina
“La escuela es para enseñar la convivencia, aprender a convivir, a ser feliz. Los alumnos no tienen que aprender a obedecer. Los niños que más saben convivir son los profesionales más exitosos.”
La frase, desafiante y cuestionadora, es del sacerdote Leonel Narváez Gómez, presidente de la Fundación para la Reconciliación de Colombia. Su tema central es la cultura de la paz ante la violencia que afecta, en especial, a América Latina, donde se encuentran 47 de las cincuenta ciudades más violentas del mundo.
Dice que en la escuela se puede prevenir este mal, que en ellas se empieza a formar a los individuos para la paz. Por supuesto, también en el hogar. “El escenario fundamental para prevenir la violencia es la familia”, señala. “La peor manifestación de violencia es la que se practica contra las mujeres y los niños. La violencia, en América Latina, está en nuestras casas”.
Luego, insiste en el papel de los centros educativos. “Latinoamérica está llena de profesores cansados, hundidos en la rutina. Los niños no quieren ir a esas escuelas aburridas. No debe ser una tortura ir a la escuela”.
“Debemos educar para la paz”, repite una y otra vez. “Los niños deben aprender a manejar la rabia, el rencor. Aprender la justicia restaurativa. La rabia es infecciosa, si no se maneja. Las armas son el fracaso de la palabra.”
Cada frase de Narváez parece un desafío. También cuando plantea que es necesario negociar con los criminales. “¿Qué sale más caro, matar ocho mil guerrilleros o negociar un tratado de paz para desmovilizarlos?”, pregunta.
Señala que esto no significa que ellos no reciban castigo, en su país, Colombia, que lleva a cabo un desafiante proceso de paz, acordaron penas para los responsables de crímenes, pero lo importante es que estás personas también sean rescatadas.
Explica que Colombia creó una justicia especial para la paz. “La verdad es para las víctimas. En mi país hay ocho millones de víctimas, el proceso de paz ha sido un parto doloroso pero también de mucha alegría. El que no perdona, excluye.”
Destaca la responsabilidad de la sociedad frente a quienes cometen delitos. “En América Latina las cárceles son una bofetada a la dignidad humana. Debemos cambiar menos castigo por más verdad.”
Un continente violento, desigual y cristiano El padre Leonel Narváez Gómez señala que la pobreza produce violencia pero que también la violencia, a su vez, produce pobreza.
Dijo que América latina tiene, en la actualidad, tres grandes males: violencia, corrupción e inequidad. Y que, paradójicamente, es el continente más violento, desigual y cristiano del mundo.
Sobre la situación de la fe, citó cifras de la encuesta Latino Barómetro donde la iglesia aparece como la institución con más credibilidad en América Latina, seguida por las Fuerzas Armadas y los organismos electorales, entre otros.
No obstante, señaló el problema de los sacerdotes sin entusiasmo, las parroquias con menos fieles y la confusión por las numerosas iglesias cristianas, que creen en un mismo Cristo pero, sin embargo, están divididas. Señaló, como ejemplo, que en Colombia las iglesias tienen una audiencia cautiva de 12 a 15 millones de personas cada fin de semana, pero eso no se aprovecha.
Dijo que para los cristianos el perdón implica un reto. “No sabemos cómo hacerlo, no sabemos cómo se hace. Nadie nos enseña”. Señaló que la expresión más profunda del ser humano es el perdón.
“El perdón no es una opción. Es esencia, corazón y columna del cristianismo”.
Dijo que todo en la vida es un don, que nacemos para ser una continua ofrenda a Dios. “La expresión más profunda de ser don es el perdón. El perdón no cambia tu pasado pero sí tu futuro. El que no perdona no evoluciona. Sin perdón, la víctima se queda víctima toda la vida. Al perdonar la víctima se convierte en victorioso.”
Para Narváez es tiempo de volver a lo esencial y sin el testimonio del perdón queda una vida infecunda y estéril.
La venganza Gracias a su experiencia en barrios de ciudades como Medellín, Narváez Gómez señala que la venganza es uno de los móviles más frecuentes para los asesinatos y que quienes adquieren armas de fuego las convierten en una especie de extensión de sus propios cuerpos.
Superar la cultura de la venganza es el principal reto que Narváez visualiza en América Latina. De acuerdo a su experiencia como mediador en Colombia y a su trabajo en esos barrios con alta incidencia de crímenes, esa costumbre de la venganza provoca un alto número de víctimas.
Otro reto a superar es la economía política del odio. “El odio que los políticos venden para ganar votos produce una gran violencia.”
También, señaló que los hombres son los mayores generadores y responsables de este fenómeno. “Los que producen la violencia son los machos”.
Llamó a construir el árbol de la paz que dividió en tallo, raíz, ramas y hojas. Elementos que estarían compuestos por la justicia, la verdad; las oportunidades de casa, trabajo y educación, que calificó como necesidades objetivas. Y trabajar la rabia, el rencor y la retaliación, señalados como necesidades subjetivas.
((En RD Optimista pese a la violencia Citó que, de acuerdo a Latino Barómetro, en República Dominica el costo de la violencia es de 6.1 por ciento del producto interno bruto y que, para los ciudadanos de este país, es el problema más importante.
“Al 55 % de los dominicanos les preocupa la delincuencia.”
No obstante, señaló como dato curioso que también República Dominicana es el país más optimista de la región, mientras los más pesimistas son Venezuela y Brasil.
Narváez estuvo recientemente de visita en el país invitado por la Fundación Scala y el Centro de Fe y Cultura San Roberto Belarmino que organizaron la conferencia Urge la Cultura de la Paz, en el auditorio de la Universidad Pedro Henríquez Ureña, con el auspicio del centro para el Estudio, Prevención y resolución de Conflictos de la PUCMM. Scala trabaja el modelo de las Escuelas del Perdón y la Reconciliación en entidades educativas del país como el Colegio Loyola.