CARDIOLOGÍA PARA TODOS
Disminución consumo de sal
Justificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la disminución del consumo de sal para evitar el desarrollo y control de la hipertensión arterial.
1 de 2 Apróximadamente uno de cada cuatro adultos en todo el mundo tenía hipertensión en el 2000. A medida que la población envejezca, las tasas de hipertensión arterial aumentarán. El estudio de Framingham encontró que el 90% de las personas normotensas de 55 a 65 años desarrollarán hipertensión si llegan a la esperanza de vida media. En 2025, sin intervenciones, se espera que el 29% de los adultos de todo el mundo tengan hipertensión.
En los Estados Unidos, el 29% de los adultos se estima que eran hipertensos en 2004 y en República Dominicana para el 2011 la población de hipertensos era de 34.7 % según el estudio Efricard II. La OMS señala que el aumento de la presión arterial en el mundo es el principal factor de riesgo de muerte y el segundo de discapacidad por enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal. Hay pruebas sólidas de que la sal añadida a la alimentación es un factor importante para el aumento de la presión arterial en personas normotensas e hipertensas, sean adultos o niños. Una dieta alta en sal aumenta también el riesgo de hipertrofia ventricular izquierda y daño renal, es una causa probable de cáncer gástrico, y tiene posibles asociaciones con la osteoporosis, el calcio que contienen las piedras renales y un aumento de la severidad del asma. Debido a que los alimentos salados causan sed, es probable que sea un contribuyente importante a la obesidad entre los niños y adolescentes a través de la asociación con un mayor consumo de bebidas de altas calorías.
En el 2001, el manejo de la presión arterial no óptimo y las enfermedades resultantes de ésta consumieron apróximadamente un 10% de los gastos del cuidado de la salud a nivel global, considerando este como un estimado conservador. Si se suman las pérdidas por muerte prematura, el costo puede ser hasta 20 veces más elevado. Reducir la presión arterial efectivamente en una escala universal requiere de acciones con gran alcance a la población. El asesoramiento individual y la enseñanza, parte de cualquier enfoque global de la presión arterial saludable, tienen un impacto limitado. Por otro lado, la reducción de sal en la dieta de poblaciones enteras, no sólo la que se utiliza en la mesa, pero más importante aún, la que se añade a alimentos tratados y confeccionados como el pan, carnes procesadas y cereales para el desayuno, pueden contribuir a los beneficios de la disminución de la presión arterial amplia y equitativamente.