La Vida

LEGADO DE LA HUMANIDAD

Las casas reales

En la edificación que desde 1973 es museo, funcionó la Real Audiencia y el Palacio d los Gobernadores.

La fotografía pertenece al dibujo reproducido del único plano antiguo en el que se representan esquemáticamente las disposiciones de las Casas Reales, junto a las murallas de defensa; la misma fue tomada del libro Biografía de un Monumento, de Eugenio Pérez Montás. La construcción cuenta con dos edificios y una capilla que ya no existe.

Mayra Pérez CastilloSanto Domingo

En cada paso y pasaje a través de la Ciudad Colonial está la historia del Nuevo Mundo. La parada en esta ocasión son los Palacios Reales desde donde se observa la primera capilla de la Urbe y en sus pasadizos y ventanales se deja sentir el poder de la corona, si el visitante se dispone a recrear los tiempos que se vivieron aquí.

Ana Yee de Cury, directora de este museo; y Aleida Alba, museógrafa del mismo, junto a la historiadora María Teresa Ruiz de Catrain conducen la caminata, mientras explican los sucesos ocurridos allí, los elementos albergados y demás detalles que conforman tan singular lugar.

Aquí funcionó la Real Audiencia y el Palacio de los Gobernadores, en el siglo XVI; desde 1809, con Louis Ferrand hasta Rafael Leonidas Trujillo, como palacio de gobierno, dice Yee de Cury; mientras que Ruiz de Catrain resalta: “Todo el que ejerció el poder, salvo los 22 años de la dominación haitiana, tuvo su despacho aquí”.

Historia Inmediatamente comienzan los conflictos ocasionados por la insensatez de don Diego Colón durante su gestión en La Hispaniola (comportamiento que le costó perder la capitulación que por herencia le pertenecía), se inicia la construcción e instauración de la Real Audiencia, cuya orden sale de Fernando el Católico, que a la muerte de la reina Isabel decide no honrar las capitulaciones, las mismas que nombraron a Cristóbal Colón: Almirante, gobernador y juez de las tierras descubiertas. De este contexto nace una gobernación dirigida por la monarquía, que se ejecutó en tal edificación, explica María Teresa Ruiz de Catrain.

Los acontecimientos políticos definen los monumentos, no al revés, resalta. Esta edificación da fe de ello, su estructura no podía ser menor a la del Alcázar de Colón, la importancia del asunto ameritó levantar un edificio a la altura de don Fernando en su momento y la de Carlos I, pues cuando los reyes hacían mención de estos palacios lo hacían con firme complacencia: Nuestras Casas Reales, comenta.

“En esta institución se escuchaban los casos, en persona del oidor, quien desde su ventana, ubicada en el segundo nivel oía las múltiples voces procurando justicia de sus casos y decidía cuál de todos los conflictos ameritaba subir a la corte, para ser enjuiciados”, narra.

Importantes decisiones se tomaron en este lugar: Se escuchó la primera protesta contra el maltrato a los taínos; mana una orden por la cual hoy hablamos español, nos traspasan la cultura occidental y se trae la educación, detalla.

Desde aquí se gobernaron los territorios conquistados y se administraron sus riquezas, en la Contaduría y Tesorería Real. En la actualidad se conserva la caja de caudales de tres llaves, es decir que solo tres personas tenían acceso a ellos, donde se guardaban los documentos y tesoros. En esta habitación también se conserva una “caja de caudales de hierro encontrada en la provincia de Azua, que corresponde a un modelo utilizado en el siglo XVIII” (Biografía de un Monumento, página 30).

Evidencias históricas El visitante puede disfrutar de las recreaciones propias de la época. Al pasear por él resulta muy interesante hacer una pausa en zonas como las descritas a continuación:

El retrato de la primera planta que comunica sobre dos culturas y razas enfrentadas, cuyos personajes son el emperador Carlos V: con columnas, las alas del águila bicéfala, la corona del emperador y el cortero degollado en el toisón de oro alemán con el que nombran al príncipe de Asturias futuro rey de España (Carlos I). Al otro extremo y de igual tamaño, el cacique Enriquillo, primer rebelde de América, descalzo con su espada en posición de descanso. “Esta alegoría hace referencia del primer acuerdo de paz en el Nuevo Mundo”, explica Ruiz de Catrain.

Además del salón de recepciones o Sala Real donde se festejaban las grandes celebraciones, entre ellas saraos con participación de máscaras durante los festejos de carnestolendas; en la parte superior de sus paredes, algunos de los escudos de la isla completa. La mirada hacia el techo encuentra un vestíbulo artesanado en caoba centenaria.

En el patio se observa la imponete escultura del oidor don Alonso de Zuazo, elaborada en bronce.

En la plazoleta se encuentra réplica del Reloj del Sol, que en el siglo XVII estuvo en la cúspide de la casa. El cuadrante ubicado en la parte frontal fue construido por el gobernador Don Francisco Rubio y Peñaranda en el siglo XVIII, según el arquitecto Eugenio Pérez Montás, en su obra Biografía de un Monumento, 1979.

En 1973 el Palacio de las Casas Reales fue declarado museo por el expresidente Joaquín Balaguer, pero su inauguración no fue hasta tres años más tarde, la cual contó con la presencia de los reyes de España.

El edificio, reconstruido por Pérez Montás, cuenta con 22 salas en las que funcionaron varias instituciones, lo que explica que la parte de arriba sea con dioramas escala natural. La primera parte se ha dedicado para contar la historia del descubrimiento y temas de referencia sobre la época, entre estos la economía, evangelización, estado de España y de la isla durante ese encuentro, dice Aleida Alba.

Caminando se encuentran las piezas de la colección Osorio, comprada por Rafael Leonidas Trujilo durante la Feria de la Paz y Confraternidad del Nuevo Mundo; réplicas de las tres carabelas: La Pinta, la Niña y la Santa María; una semblanza del Almirante, un poco distante a las que comúnmente se está acostumbrado a observar; una copia de su testamento; los mapas con las rutas de los viajes de Cristóbal Colón y los instrumentos de navegación de tan importante época; un enorme trapiche en el que se exprimía la caña de azúcar durante el desarrollo de la industria azucarera como principal renglón productivo del país durante la colonia, instruye.

También como piezas originales de los taínos que habitaban las isla; el mapa de distribución de los cinco cacicazgos que encontró Colón en el territorio; la fundación de La Navidad en el primer viaje y La Isabela en el segundo, fortalezas y villas, rutas; panel de los primeros exploradores. Un fondo de baúl de contrabando lleno de monedas; el mapa de las Devastaciones de Osorio; los tratados de acuerdos; molienda original y las ornas de papelón; las piezas utilizadas para la esclavitud: látigo, cadenas para los pies y manos y la pieza con la que se le marcaba la piel.

Al cruzar el primer patio del segundo edificio, se conserva la fuente de agua del Palacio de los Gobernadores; a su lado lo que se cree que fue un estanque, según Alba, aún está en investigación, en la habitación que le sigue, las huellas en las columnas y paredes dan testimonio que era una cochera, a su lado una reproducción de una farmacia de la época, con algunas piezas originales y el ojo del boticario donde se colocaban las plantas para los medicamentos, entre ellos helechos, jabón de castilla, jagua, llantén, manteca de vaca, mieles, mostaza, orégano y otros.

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