La Vida

OPORTUNIDADES

Empleados especiales

Personas con necesidades cognitivas especiales se suman a la fuerza de trabajo como parte de un programa de inclusión laboral.

Labor. Orville Campbell entrega correspondencia en Grupo Viamar. Abajo, Guillermo de Lima ordena uniformes en el Holiday Inn Santo Domingo.

En uno de los salones del departamento de Documentación de la empresa para la que labora, y con la ayuda de un lector de código de barras, Orville Campbell, de 34 años, muestra cómo registra y organiza las llaves de los nuevos vehículos que importa la compañía.

En dos paneles, uno frente a él y otro a sus espaldas, cuelgan decenas y decenas de otras llaves que ordenó, por iniciativa propia, en hileras clasificadas por marcas. Es, entre las tareas que tiene asignadas y que abarcan distribuir correspondencia, archivar expedientes y fotocopiar matrículas, la labor que más le gusta.

“No le gusta el desorden”, comenta Vidania Pimentel, encargada del departamento de Documentación.

Otro rasgo del joven empleado: la disciplina. “No hay que repetirle las cosas varias veces”, asegura su supervisora.

Orville, contratado hace dos años por Grupo Viamar, tiene autismo y es uno entre una docena de chicos con necesidades cognitivas especiales que trabajan en instituciones públicas y privadas como parte del Plan de Inclusión Laboral (PIL), iniciativa puesta en marcha hace alrededor de dos años por la fundación Quiéreme Como Soy.

Empleados que marcan la diferencia

El Plan de Inclusión Laboral (PIL) surgió hace dos años con el objetivo de incorporar al mercado laboral a personas con necesidades cognitivas especiales y contribuir, de ese modo, a forjar una sociedad más inclusiva.

“Todas las personas con necesidades cognitivas especiales tienen competencias y habilidades que pueden explotar”, dice Patricia Castillo, directora ejecutiva de Quiéreme Como Soy, fundación que ejecuta el programa.

Esas competencias y habilidades dependen de la condición que tengan y el grado de esta. Las personas con síndrome de Down y autismo, a las cuales se dirige el PIL, tienen unas capacidades y, “como cualquier ser humano”, carecen de otras.

“Sí son capaces de realizar muchísimo más de lo que la sociedad probablemente cree”, aclara Castillo.

La inclusión laboral no beneficia únicamente al empleado con necesidades especiales, que al insertarse en el mercado de trabajo crece en lo personal y profesional. Impacta a la familia, la empresa y los compañeros de labor. A la familia, porque le da la tranquilidad de saber que su ser querido puede ser independiente; a la empresa, porque habla bien de su responsabilidad social; a los compañeros, porque desarrollan su comprensión y sensibilidad frente al tema.

Aun así, antes del ingreso de un empleado con condiciones cognitivas especiales hay que preparar el ambiente.

“No todo el mundo conoce qué es una necesidad cognitiva especial, entonces se trabaja un poco el entorno”, explica.

Hace dos años Alan Rosario y otros compañeros del hotel Holiday Inn Santo Domingo participaron en un taller coordinado por Quiéreme Como Soy. Durante la actividad, recuerda, se les invitó a realizar curiosas dinámicas como, por ejemplo, manipular objetos pequeños usando gruesos guantes de obrero.

Al colocarlos en situaciones que les permitieran experimentar qué siente una persona con necesidades especiales, se les estaba preparando para el ingreso de un nuevo compañero de labores: Guillermo de Lima.

Guillermo, de 28 años, tiene síndrome de Down y durante dos años ha laborado en el departamento de Ama de Llaves y Lavandería del hotel. Allí conoció a Rosario, ahora supervisor en el área de lavandería, quien destaca de él su carácter alegre (le gusta trabajar mientras canta temas de sus intérpretes urbanos favoritos) y cariñoso (“Yo quiero a mis amigos de aquí”, afirma Guillermo, quien trata a Rosario de tío), pero también su disciplina y puntualidad.

Como parte de sus tareas, Guillermo entrega los uniformes a los empleados, plancha, y organiza toallas y servilletas. Comentan en su departamento, donde trabajan 35 personas, que es celoso con sus asignaciones y no permite que nadie toque las toallas en su lugar.

“Es mi trabajo”, explica. “Yo lo hago bien”.

Los empleados que forman parte del PIL reciben seguimiento dentro de la empresa (se designa a un compañero o supervisor que vele porque cumpla sus funciones y que todo marche bien), mientras que Quiéreme Como Soy busca una retroalimentación regular de su desempeño.

“Los resultados normalmente son mejores de lo esperado. Son personas que se destacan”, afirma Castillo.

El programa aspira a tener disponibles los perfiles de las personas con necesidades especiales aptas para trabajar -que tengan alguna formación y hayan sido evaluadas para determinar las competencias que poseen y el tipo de labor que podrían desempeñar- a fin de ofrecérselos a las empresas que lo requieran.

Cerca de 20 personas con síndrome de Down y autismo han pasado por el PIL desde sus inicios.

¿Qué retos enfrenta el proyecto? Por un lado, muchas personas con condiciones especiales no reciben la formación que ameritan desde sus primeros años de vida; por otro, los perfiles disponibles podrían no coincidir con las necesidades de las empresas que están dispuestas a contratar este recurso. En otros casos, las empresas abren vacantes provisionales.

Inapa, Grupo Viamar, Hotel Holiday Inn, Grupo Celso Pérez, BB Braun y Banco BHD se encuentran entre las firmas que han apoyado el programa.

Como el resto de sus compañeros, estos empleados cumplen normas y obligaciones y reciben los beneficios que corresponden a sus funciones. No dejan, sin embargo, de tener el acompañamiento familiar. En algunos casos, trabajan medio tiempo porque estudian o realizan otras actividades.

Orville Campbell, que reside con su madre en Manganagua, llega a su trabajo en Grupo Viamar usando el transporte público que esta le ayuda a tomar. Al concluir su jornada, que se extiende de lunes a viernes de 8:00 de la mañana a 1:00 de la tarde, algún compañero lo ayuda a abordar el vehículo de regreso.

Miembro de Olimpíadas Especiales, el joven practica boliche, es técnico en computación y comenzó a estudiar inglés.

Guillermo, que vive con sus padres y su hermano mayor en el sector Mirador Norte y compagina su faena en el hotel con su faceta de actor, también labora medio tiempo.

Aunque trabajen solo media jornada, el impacto de su presencia va más allá. “Son -señala Castillo- una invitación constante a amar”.

Requisitos el programa

- El participante debe haber alcanzado la mayoría de edad.

- Debe tener algún nivel de formación (estimulación temprana, formación para el empleo u otro tipo de instrucción).

- La empresa debe tener la disposición de recibirlo. Que exista -o se cree- una plaza que este recurso humano pueda llenar.

- La empresa debe designar a una persona (un supervisor o compañero de trabajo) que le dé seguimiento al empleado con la necesidad cognitiva especial.

- La familia debe apoyarlo para que se incorpore al mundo laboral.