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Por qué muchos israelíes no pueden casarse en su país

Casarse en su país es imposible para alrededor del ocho por ciento de la población de Israel, donde no existe el matrimonio civil y que, en el caso judío, está controlado por el Rabinato, que solo admite a contrayentes a los que reconoce como judíos.

“Un ocho por ciento de israelíes no pueden casarse aquí, gran parte de ellos porque no son considerados judíos por las autoridades religiosas”, lamentó a Efe Shahar Ilan, vicepresidente de la ONG israelí Hiddush, que trabaja por la libertad religiosa y la igualdad.

Según un informe presentado esta semana en el Parlamento por esta organización, de una población de cerca de ocho millones y medio (de la que más de seis millones son judíos) 666,000 personas no pueden contraer matrimonio en Israel por distintos motivos.

Alrededor de la mitad de ellos porque son inmigrantes procedentes de la antigua Unión Soviética a los que el estado permitió emigrar al país y concedió la nacionalidad (al demostrar que tienen al menos un abuelo judío) pero a muchos de los cuales el estricto Rabinato no considera judíos siguiendo las normas de la Halajá (ley religiosa).

Estos son oficialmente considerados como “sin religión” y a ellos se suman más de 5,000 israelíes clasificados como “prohibidos para el matrimonio” por las autoridades rabínicas (que dudan de su condición de judíos y los tienen en una lista negra), 13,000 conversos al judaísmo no ortodoxo y unos 284,000 homosexuales y lesbianas.

También hay docenas de casos de personas nacidas fuera de un matrimonio judío reconocido, que las autoridades rabínicas clasifican como “bastardos” y a los que solo permiten casarse con otros “bastardos”.

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