ARTES PLÁSTICAS
Sacha Tebó: puras líneas
La esperada retrospectiva del maestro haitiano Sacha Tebó, que incluye una significativa colección de obras trabajadas con la técnica de la encáustica, estará abierta al público hasta el 31 de enero de 2016 en el Centro León
Nada más asoma el nombre de Sacha Tebó a la cabeza y una secuencia de líneas, paisajes y cabelleras al viento cobra vida en la pantalla del pensamiento. Eso, y caseríos que descansan en la falda de la montaña y en las laderas de las crines de caballo; caballos que trotan, vuelan o descansan y todo insinuado con una, dos o tres líneas; puras líneas que dibujan los gráciles movimientos de la alegría corporal humana o la bucólica cotidianidad de las costas de un Caribe que el artista eternizó en dibujos, pinturas y esculturas.
Esas líneas del pintor, arquitecto y ecologista nacido en Puerto Príncipe en 1934 y fallecido en Santiago de los Caballeros en 2004 son las protagonistas de la retrospectiva La Ligne, abierta al público en la sala de exposiciones temporales del Centro León hasta el 31 de enero de 2016. Las curadoras de la muestra, Sarah Hermann y Blanca Mejía, destacan ese interés de Tebó por conocer y reconocer la realidad histórica y cultural caribeña.
“Desde sus preocupaciones en torno a la formación de las naciones caribeñas, sus maneras de interacción y contactos, hasta temáticas de carácter filosófico sobre los posibles diálogos insulares, llenaron su obra desde momentos muy tempranos”, señalan.
Y valoran de manera especial su creación de una cartografía emotiva de la isla, sus paisajes y personas cuando escriben que durante su trayectoria artística Tebó realizó piezas que expresan el contenido dual aunque no antagónico de los mares que nos circundan.
“Así, visualizó a la mujer como isla, como mar y barca que traslada seguros a los individuos; al caballo como reflexión de lo viril, pero a la vez como referencia de la tierra y el arraigo de los seres insulares”.
Conceptos
Las obras se exponen basadas en un proyecto curatorial que no las distingue de forma cronológica, sino por conceptos: para pensar y actuar en el Caribe, para cabalgar en el mar, para volar a ras, para trascender, isla y línea.
“El trabajo de Sacha hace referencia a las raíces del Caribe y es una búsqueda contante a ese entendimiento de lo que somos: uno y múltiple a la vez; un espacio que tiene en común el mar y el Sol. Él, constantemente, los buscaba y los llevaba a su obra y eso lo ves en el color, en los trazos, en las líneas, en los detalles y en cada uno de los ámbitos”, explica María Belissa Ramírez, coordinadora de Educación del Centro León.
Estos ámbitos, dice Ramírez, cuentan parte de su trayectoria conceptual y artística pero con un eje vinculante con todas las obras: Sugar, una instalación que trabaja distintos temas de la realidad caribeña: colonización, producción de azúcar y migraciones.
Excepto tres, todas las pinturas fueron realizadas usando la encáustica, una técnica milenaria que utiliza cera de abeja y otras resinas para aglutinar el color y de la que Tebó fue un gran representante. “Cuando pensamos en una pintura pensamos en un pincel, en óleo o acrílica, pero Sacha trabajó con espátula. Cada pigmento era formado por él de manera natural tiñendo la cera, y creando estas obras únicas”, expresa Ramírez.
UN ARTISTA QUE UNE MITO Y UTOPÍA La Ligne es una de las exposiciones más esperadas del año. Las obras seleccionadas por el Centro León (65 piezas), muchas de ellas inéditas, ofrecen una experiencia onírica a los admiradores del artista haitiano.
Es un deleite acercarse a la pared y observar las inflexiones de sus trazos, adivinarle el pigmento usado en los colores y formar parte de las lecturas pictóricas de su amado Caribe.
Como dice el escritor y crítico de arte dominicano Carlos Francisco Elías (Cuchi), uno de los principales estudiosos de la obra de Tebó: “La perdurabilidad de la obra de Sacha Tebó debe buscarse en el sentido de lo contemporáneo, justamente cuando el drama de la humanidad pide a gritos un amplio espíritu ecumenista, para que el futuro inmediato augure la posibilidad de un sueño armónico: de este modo Sachá Tebó une mito y utopía, sin rubores a lamentar”. (Sacha Tebó. Obras 1980-2004).