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Preinfarto: ¿Es término o expresión correcta?

Dr. Ernesto Díaz ÁlvarezDirector Médico Instituto Dominicano de Cardiología

Si usted le preguntara a un número determinado de médicos sobre el diagnóstico de “preinfarto” probablemente la mitad le contestaría que no existe el término preinfarto y la otra mitad le diría que sí.

En término llano preinfarto sería un aviso en una persona mayor con factores de riesgo cardiovascular, tales como hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, hábito tabáquico y otras.

El problema con el concepto se presenta cuando no tenemos un diagnóstico claro y usamos este término en un contexto que no deberíamos. Es ahí donde la palabra se desacredita y pierde su real valor, como en el caso de una mujer joven que se ejercita regularmente, con buen peso, y repentinamente presenta un dolor de pecho. En este caso debe observarse con mayor detenimiento y tener unas evidencias definidas y claras antes de presentar cualquier diagnóstico.

El preinfarto es un término que se utiliza como sinónimo de una condición llamada angina de pecho inestable: Una situación de gravedad intermedia entre la angina de pecho estable y el infarto. Es una condición menos peligrosa, aunque se requiere de una atención médica inmediata; es un desajuste en el correcto funcionamiento del corazón; una señal de que algo está fallando; que hay una enfermedad arterial coronaria en desarrollo y que requiere de un tratamiento especializado.

Otros síntomas que lo acompañan pueden ser dolor en los brazos, espalda, cuello, la mandíbula, los hombros, náuseas, fatiga, dificultad para respirar, ansiedad, sudoración profusa y mareo.

El dolor de pecho tiene la característica de que cuando se presenta al realizar un esfuerzo se alivia al descansar.

En el preinfarto o angina inestable no hay muerte o necrosis del músculo cardíaco como sucede en el infarto, y si bien no es una enfermedad, es un síntoma bastante importante de que el corazón no está trabajando bien.

Personalmente creo que la expresión de preinfarto, aunque negada por muchos, para el nivel educativo de nuestra población podría tener más significado que el término de angina y muy especialmente si está acompañado de riesgos cardiovasculares.

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